----Narra Dani----
Había conseguido que confiara en mí, eso ya era un logro y, que aceptara que me contaría qué le pasaba conmigo, un milagro.
Le apreté la mano al comenzar a pasar por el puente. No iba a reconocerlo delante de los peques para que se sintieran más seguros, pero estaba asustado, solo tenía dieciocho años.
Me giré para mirar a Lucía y vi algo que no me gustó. Dos de los secuestradores estaban trasteando el puente y me daba a mí que no era para nada bueno, así que hice que Lucía me jurara que pasaría delante de mí sin mirar hacia atrás y yo me quedé tras ella. Lucía consiguió pasar, pero yo no logré llegar y me caí junto al puente escuchando los gritos de mi hermana y Lucía.
Estuve un buen rato enganchado fuertemente y, cuando me sentí capaz y con fuerza, empecé a escalar el puente. Cuando casi estaba arriba, me di cuenta que no podría terminar de subir yo solo, así que agudicé el oído y escuché a los chicos hablar y llorar, con mucho cuidado me quité la mochila, primero por un brazo y después por el otro, y la tiré hacia ellos.
Dani: Nenas, ¿hay alguien que pueda ayudarme?
Todos se quedaron callados y Lucas y Javier se asomaron.
Lucas: ¡Es él!
Dani: No, soy tu abuelo [Ironicé]. Anda ayúdame que no sé cuánto tiempo más pueda aguantar.
Javier: Aguanta.
Se agacharon y me ayudaron a terminar de subir. Cuando estuve arriba, pude respirar y darme cuenta de que me dolía la zona del estómago ya que me había dado un golpe al chocarme, junto al puente, contra la pared de roca.
Cristina: Dani [Me abrazó].
Dani: Hola, enana [Le devolví el abrazo].
Jesús: Menudo cumpleaños me ibas a dar ¿eh, capullo?
Dani: Esa lengua, enano.
Reímos y me fueron abrazando todos, bueno, todos menos ella.
Lucas: Dani, ¿por qué no vas y hablas con ella? Después de cómo se ha puesto por lo que ha pasado, no creo que acepte hablar con nadie más.
Asentí y me acerqué hasta ella que estaba más apartada de los chicos y llorando.
Dani: Lucía...
Pero no me dio tiempo a decir nada ya que se giró, me miró y me dio una bofetada tan fuerte que me hizo girar la cara. Me volví para mirarla dispuesto a pedirle una explicación cuando me agarró por el cuello de la camiseta y me besó. Estaba totalmente sorprendido, pero le seguí el beso consiguiendo olvidarme de todo lo que había a nuestro alrededor. En ese beso sentí mucho y no solo eran mis sentimientos los que quedaron expuestos. Nos separamos cuando empezamos a notar la escasez de aire y me miró directamente a los ojos.
Lucía: Vuelve a darme un susto de estos y seré yo quien te mate, ¿entendido?
Dani: Alto y claro, princesita [Le sonreí y le guiñé un ojo].
Lucía: Idiota [Me abrazó fuerte].
Dani: Me encanta que me abraces, cosa de la que me acabo de dar cuenta porque es nuestro primer abrazo en años, pero me duele un poco el estómago, ¿puedes abrazarme un poco más flojo?
Lucía: ¿Te has hecho daño? [Se separó de mí y me miró preocupada].
Dani: Si me vas a cuidar, diré que sí.
Lucía: No estropees lo que hemos ganado, anda.
Dani: Perdón.
Lucía: Gracias [Volvió a abrazarme pero esa vez más delicada].
Dani: ¿Por qué?
Lucía: La que hubiese caído de no ser por ti, habría sido yo.
Dani: Tengo que protegeros.
Lucía: No tienes.
Dani: Claro que sí, aunque me digáis que no, sé que estáis aquí por mí y es lo que debo hacer.
Lucía: No empecemos, por favor.
Dani: Lo siento.
Rubén: ¡Tengo cobertura en el móvil!
Cogí a Lucía de la mano y fuimos con los chicos.
Lucas: ¿Vas a llamar?
Rubén: Por supuesto, tengo que aprovechar.
Vimos como marcó un número y después se llevó el móvil a la oreja mientras movía el pie nervioso...
Rubén: ¡Papá! Estamos en la montaña, acabo de coger cobertura... Sí, estamos los diez... Sí, pero ha conseguido escalar y está bien... En la ruta sur, antes de pasar el puente vi un cartel que ponía que nos dirigíamos hacia esa ruta... Vale, pero no podemos quedarnos por aquí, los hemos visto... Sí, ¿papá? ¡Papá! [Miraba el móvil y después volvía a llevárselo a la oreja] Mierda, me he quedado sin cobertura.
Dani: ¿Qué te ha dicho?
Rubén: Vienen a buscarnos.
Javier: ¿Quién?
Rubén: Nuestros padres, Nico se ha entregado a la policía y les ha contado quiénes nos han secuestrado y dónde estamos.
Nuria: Ahora sí tengo miedo.
Lucas: ¿Por qué?
Nuria: Porque al delatarlos, vendrán más a por nosotros y si ven a nuestros padres... También irán a por ellos.
Lucía: No pensemos en eso, ellos están al otro lado del puente, no pueden llegar antes que nosotros y si nuestros padres vienen, quiere decir que van a traer a policías que pueden encontrarlos.
Dani: Esa es la actitud [Le sonreí y ella me devolvió la sonrisa].
Lucía: Tenemos que ser fuertes y permanecer juntos.
Cristina: Ahora sí lograremos salir de aquí y volver con nuestros padres.
Jesús: Pero por favor, Dani, intenta no dar sustos que ya ha sido bastante con el de hoy.
Dani: Te la estás ganando, enano.
Jesús: No me das miedo [Me sacó la lengua].
Dani: Ven aquí.
Empecé a ir a por él, pero al cogerlo, me acordé de mi estómago que empezó a dolerme cuando me moví bruscamente y empecé a correr.
Cristina: ¿Qué te pasa, Dani?
Dani: Una piedra, que estaba en el medio y ha ido a parar en mio estómago.
Lucía: Tengo cuidado, anda.
Sonreí como un verdadero tonto y todos la miraron.
Lucía: ¿Nos podemos ir ya?
Empezamos a andar y nos dirigimos por el camino para seguir adelantando. Cuando oscureció, decidimos parar para acampar. Me quedé un rato apartado de todos mirando hacia el cielo y las estrellas. Quería estar en casa, poder ver a mis padres, pedirle perdón a mi padre... Me sentía mal por aquella discusión y por haber dejado de hablarle, no se lo merecía por muy mosqueado que estuviera...
Lucía: ¿Por qué tan solo? [Se sentó a mi lado].
Dani: Estaba pensando [La miré].
Lucía: ¿Qué tal la herida?
Dani: No es herida, solo un golpe y creo que saldrá un pedazo de moretón, pero es poco [Me levanté la camiseta dejando ver el golpe que me ocupaba casi toda la zona del estómago de derecha a izquierda].
Lucía: ¿Poco?
Dani: Poco para lo que me merezco.
Lucía: Eres idiota [Me dio un golpe].
Dani: Lo siento, auch, jo.
Negó con la cabeza y se giró hacia el frente mirando al cielo. Me gustaba mirarla, desde pequeños, me gustaba y mucho.
Lucía: Dani, lo que pasó antes...
Dani: Tranquila, sé que pudo ser por los nervios, no pasa nada. Dejémoslo.
Lucía: Pero... Te prometí que, si salíamos ilesos, te contaría qué es lo que me pasa contigo.
Me picaba la curiosidad, pero tampoco quería obligarla a que me lo contara precisamente en ese momento.
Dani: No hace falta que sea ahora, puede ser más adelante.
Lucía: Pero quiero contártelo ahora. Dani, míranos, estoy sentada a tu lado, hablando contigo como si nada, fuera de aquí presiento que no podremos volver a hablar normal, por eso quiero contártelo ahora.
Dani: Entonces adelante.
Lucía: No me interrumpas, ¿vale? Puede que pierda el poco valor que he reunido.
Dani: Tranquila, te dejaré hablar hasta el final.
Asintió, suspiró, me miró y después bajó la mirada.
Lucía: Desde pequeños siempre hemos tenido una conexión especial, siempre estábamos juntos y, aunque mi padre le insistía siempre a tu padre con eso de que quería a Dani peque lejos de su pequeña princesita, no pudo evitar que la pequeña princesita comenzara a sentir algo por el Dani peque. Era muy pequeña y no entendía eso de cómo te gusta un chico, pero yo sentía que así era y más cuando nuestras madres se sentaron a contarnos su historia con nuestros padres. Cuando nos separaron, me sentí muy mal, me estaban separando del amor y... Bueno, comencé a verte a escondidas, cuando no te dabas cuenta, me quedaba mirándote, en el colegio, en el instituto, cuando jugabas al fútbol, cuando estabas con Sandra... Siempre pensé que ella era tu novia, por eso, cuando te veía hablar también con otras chicas, decidí que quería comenzar a odiarte, para así dejar de quererte y poder olvidarte. No lo conseguí y menos cuando comenzamos el plan, porque empezamos a estar más cerca, a vernos todos los días. Pero todo odio desapareció cuando el día de la graduación te escuché hablar con Sandra, escuché que no era tu novia y eso quería decir que no habías estado jugando con sus sentimientos ni con los de nadie, solo había sido mi imaginación y... Pagué contigo todo el mosqueo que tuve conmigo misma. Cuando escuché a tu hermana gritar, me giré y al verte caer... Juro que me sentí morir y quise haberme caído yo, Dani, creo que sigo enamorada de ti y... No sé cómo competir contra eso.
Bajó un poco más la mirada y un cosquilleo se instaló dentro de mí. Me acababa de decir que me quería, siempre lo había hecho y yo quise abrazarla.
Dani: Lucía... [Con mi mano izquierda cogí su mano derecha] ¿Recuerdas lo que le dije a Sandra? [Ella asintió] Ella no tiene todo lo que busco en una chica, pero tú sí
Lucía: ¿Yo?
Dani: Yo también he estado enamorado de ti desde que éramos pequeños y, bueno, ahora también lo sigo estando.
Lucía: ¿Lo dices enserio?
Dani: No he hablado más enserio en mi vida. Desde que te vi cuando naciste tuve una conexión enorme tanto contigo como con tu hermano, pero contigo siempre ha sido especial en el sentido de que te quiero.
Dani: No he hablado más enserio en mi vida. Desde que te vi cuando naciste tuve una conexión enorme tanto contigo como con tu hermano, pero contigo siempre ha sido especial en el sentido de que te quiero.
Lucía: Se supone que no debemos estar juntos.
Dani: Podemos hablar con nuestros padres. Yo ya les dije que, como ellos mismos saben, en el corazón no se manda.
Lucía: ¿Serías capaz de plantarles cara de nuevo?
Dani: Por ti, sí.
Dani: Por ti, sí.
Lucía: Yo... No sé si sería capaz...
Dani: No importa, puedo hacerlo por los dos o simplemente esperarte, darte tiempo para que lo pienses bien.
Lucía: Gracias [Me sonrió].
Dani: No tienes que darlas [Le devolví la sonrisa].
Volvimos con los chicos y nos preparamos para dormir, esa noche harían la guardia Lucas y Javier, no me dejaron quedarme con ellos. A la mañana siguiente, seguimos por el camino, aun no veíamos carretera o tierra, aun seguíamos por la montaña y mucho me te mía que aún nos quedaba bastante antes de poder salir.