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sábado, 27 de julio de 2013

Destinados al Mismo Camino, Capítulo 13:

----Narra Dani----
Había conseguido que confiara en mí, eso ya era un logro y, que aceptara que me contaría qué le pasaba conmigo, un milagro.
Le apreté la mano al comenzar a pasar por el puente. No iba a reconocerlo delante de los peques para que se sintieran más seguros, pero estaba asustado, solo tenía dieciocho años.
Me giré para mirar a Lucía y vi algo que no me gustó. Dos de los secuestradores estaban trasteando el puente y me daba a mí que no era para nada bueno, así que hice que Lucía me jurara que pasaría delante de mí sin mirar hacia atrás y yo me quedé tras ella. Lucía consiguió pasar, pero yo no logré llegar y me caí junto al puente escuchando los gritos de mi hermana y Lucía.
Estuve un buen rato enganchado fuertemente y, cuando me sentí capaz y con fuerza, empecé a escalar el puente. Cuando casi estaba arriba, me di cuenta que no podría terminar de subir yo solo, así que agudicé el oído y escuché a los chicos hablar y llorar, con mucho cuidado me quité la mochila, primero por un brazo y después por el otro, y la tiré hacia ellos.
Dani: Nenas, ¿hay alguien que pueda ayudarme?
Todos se quedaron callados y Lucas y Javier se asomaron.
Lucas: ¡Es él!
Dani: No, soy tu abuelo [Ironicé]. Anda ayúdame que no sé cuánto tiempo más pueda aguantar.
Javier: Aguanta.
Se agacharon y me ayudaron a terminar de subir. Cuando estuve arriba, pude respirar y darme cuenta de que me dolía la zona del estómago ya que me había dado un golpe al chocarme, junto al puente, contra la pared de roca.
Cristina: Dani [Me abrazó].
Dani: Hola, enana [Le devolví el abrazo].
Jesús: Menudo cumpleaños me ibas a dar ¿eh, capullo?
Dani: Esa lengua, enano.
Reímos y me fueron abrazando todos, bueno, todos menos ella.
Lucas: Dani, ¿por qué no vas y hablas con ella? Después de cómo se ha puesto por lo que ha pasado, no creo que acepte hablar con nadie más.
Asentí y me acerqué hasta ella que estaba más apartada de los chicos y llorando.
Dani: Lucía...
Pero no me dio tiempo a decir nada ya que se giró, me miró y me dio una bofetada tan fuerte que me hizo girar la cara. Me volví para mirarla dispuesto a pedirle una explicación cuando me agarró por el cuello de la camiseta y me besó. Estaba totalmente sorprendido, pero le seguí el beso consiguiendo olvidarme de todo lo que había a nuestro alrededor. En ese beso sentí mucho y no solo eran mis sentimientos los que quedaron expuestos. Nos separamos cuando empezamos a notar la escasez de aire y me miró directamente a los ojos.
Lucía: Vuelve a darme un susto de estos y seré yo quien te mate, ¿entendido?
Dani: Alto y claro, princesita [Le sonreí y le guiñé un ojo].
Lucía: Idiota [Me abrazó fuerte].
Dani: Me encanta que me abraces, cosa de la que me acabo de dar cuenta porque es nuestro primer abrazo en años, pero me duele un poco el estómago, ¿puedes abrazarme un poco más flojo?
Lucía: ¿Te has hecho daño? [Se separó de mí y me miró preocupada].
Dani: Si me vas a cuidar, diré que sí.
Lucía: No estropees lo que hemos ganado, anda.
Dani: Perdón.
Lucía: Gracias [Volvió a abrazarme pero esa vez más delicada].
Dani: ¿Por qué?
Lucía: La que hubiese caído de no ser por ti, habría sido yo.
Dani: Tengo que protegeros.
Lucía: No tienes.
Dani: Claro que sí, aunque me digáis que no, sé que estáis aquí por mí y es lo que debo hacer.
Lucía: No empecemos, por favor.
Dani: Lo siento.
Rubén: ¡Tengo cobertura en el móvil!
Cogí a Lucía de la mano y fuimos con los chicos.
Lucas: ¿Vas a llamar?
Rubén: Por supuesto, tengo que aprovechar.
Vimos como marcó un número y después se llevó el móvil a la oreja mientras movía el pie nervioso...
Rubén: ¡Papá! Estamos en la montaña, acabo de coger cobertura... Sí, estamos los diez... Sí, pero ha conseguido escalar y está bien... En la ruta sur, antes de pasar el puente vi un cartel que ponía que nos dirigíamos hacia esa ruta... Vale, pero no podemos quedarnos por aquí, los hemos visto... Sí, ¿papá? ¡Papá! [Miraba el móvil y después volvía a llevárselo a la oreja] Mierda, me he quedado sin cobertura.
Dani: ¿Qué te ha dicho?
Rubén: Vienen a buscarnos.
Javier: ¿Quién?
Rubén: Nuestros padres, Nico se ha entregado a la policía y les ha contado quiénes nos han secuestrado y dónde estamos.
Nuria: Ahora sí tengo miedo.
Lucas: ¿Por qué?
Nuria: Porque al delatarlos, vendrán más a por nosotros y si ven a nuestros padres... También irán a por ellos.
Lucía: No pensemos en eso, ellos están al otro lado del puente, no pueden llegar antes que nosotros y si nuestros padres vienen, quiere decir que van a traer a policías que pueden encontrarlos.
Dani: Esa es la actitud [Le sonreí y ella me devolvió la sonrisa].
Lucía: Tenemos que ser fuertes y permanecer juntos.
Cristina: Ahora sí lograremos salir de aquí y volver con nuestros padres.
Jesús: Pero por favor, Dani, intenta no dar sustos que ya ha sido bastante con el de hoy.
Dani: Te la estás ganando, enano.
Jesús: No me das miedo [Me sacó la lengua].
Dani: Ven aquí.
Empecé a ir a por él, pero al cogerlo, me acordé de mi estómago que empezó a dolerme cuando me moví bruscamente y empecé a correr.
Cristina: ¿Qué te pasa, Dani?
Dani: Una piedra, que estaba en el medio y ha ido a parar en mio estómago.
Lucía: Tengo cuidado, anda.
Sonreí como un verdadero tonto y todos la miraron.
Lucía: ¿Nos podemos ir ya?
Empezamos a andar y nos dirigimos por el camino para seguir adelantando. Cuando oscureció, decidimos parar para acampar. Me quedé un rato apartado de todos mirando hacia el cielo y las estrellas. Quería estar en casa, poder ver a mis padres, pedirle perdón a mi padre... Me sentía mal por aquella discusión y por haber dejado de hablarle, no se lo merecía por muy mosqueado que estuviera...
Lucía: ¿Por qué tan solo? [Se sentó a mi lado].
Dani: Estaba pensando [La miré].
Lucía: ¿Qué tal la herida?
Dani: No es herida, solo un golpe y creo que saldrá un pedazo de moretón, pero es poco [Me levanté la camiseta dejando ver el golpe que me ocupaba casi toda la zona del estómago de derecha a izquierda].
Lucía: ¿Poco?
Dani: Poco para lo que me merezco.
Lucía: Eres idiota [Me dio un golpe].
Dani: Lo siento, auch, jo.
Negó con la cabeza y se giró hacia el frente mirando al cielo. Me gustaba mirarla, desde pequeños, me gustaba y mucho.
Lucía: Dani, lo que pasó antes...
Dani: Tranquila, sé que pudo ser por los nervios, no pasa nada. Dejémoslo.
Lucía: Pero... Te prometí que, si salíamos ilesos, te contaría qué es lo que me pasa contigo.
Me picaba la curiosidad, pero tampoco quería obligarla a que me lo contara precisamente en ese momento.
Dani: No hace falta que sea ahora, puede ser más adelante.
Lucía: Pero quiero contártelo ahora. Dani, míranos, estoy sentada a tu lado, hablando contigo como si nada, fuera de aquí presiento que no podremos volver a hablar normal, por eso quiero contártelo ahora.
Dani: Entonces adelante.
Lucía: No me interrumpas, ¿vale? Puede que pierda el poco valor que he reunido.
Dani: Tranquila, te dejaré hablar hasta el final.
Asintió, suspiró, me miró y después bajó la mirada.
Lucía: Desde pequeños siempre hemos tenido una conexión especial, siempre estábamos juntos y, aunque mi padre le insistía siempre a tu padre con eso de que quería a Dani peque lejos de su pequeña princesita, no pudo evitar que la pequeña princesita comenzara a sentir algo por el Dani peque. Era muy pequeña y no entendía eso de cómo te gusta un chico, pero yo sentía que así era y más cuando nuestras madres se sentaron a contarnos su historia con nuestros padres. Cuando nos separaron, me sentí muy mal, me estaban separando del amor y... Bueno, comencé a verte a escondidas, cuando no te dabas cuenta, me quedaba mirándote, en el colegio, en el instituto, cuando jugabas al fútbol, cuando estabas con Sandra... Siempre pensé que ella era tu novia, por eso, cuando te veía hablar también con otras chicas, decidí que quería comenzar a odiarte, para así dejar de quererte y poder olvidarte. No lo conseguí y menos cuando comenzamos el plan, porque empezamos a estar más cerca, a vernos todos los días. Pero todo odio desapareció cuando el día de la graduación te escuché hablar con Sandra, escuché que no era tu novia y eso quería decir que no habías estado jugando con sus sentimientos ni con los de nadie, solo había sido mi imaginación y... Pagué contigo todo el mosqueo que tuve conmigo misma. Cuando escuché a tu hermana gritar, me giré y al verte caer... Juro que me sentí morir y quise haberme caído yo, Dani, creo que sigo enamorada de ti y... No sé cómo competir contra eso.
Bajó un poco más la mirada y un cosquilleo se instaló dentro de mí. Me acababa de decir que me quería, siempre lo había hecho y yo quise abrazarla.
Dani: Lucía... [Con mi mano izquierda cogí su mano derecha] ¿Recuerdas lo que le dije a Sandra? [Ella asintió] Ella no tiene todo lo que busco en una chica, pero tú sí
Lucía: ¿Yo?
Dani: Yo también he estado enamorado de ti desde que éramos pequeños y, bueno, ahora también lo sigo estando.
Lucía: ¿Lo dices enserio?
Dani: No he hablado más enserio en mi vida. Desde que te vi cuando naciste tuve una conexión enorme tanto contigo como con tu hermano, pero contigo siempre ha sido especial en el sentido de que te quiero.
Lucía: Se supone que no debemos estar juntos.
Dani: Podemos hablar con nuestros padres. Yo ya les dije que, como ellos mismos saben, en el corazón no se manda.
Lucía: ¿Serías capaz de plantarles cara de nuevo?
Dani: Por ti, sí.
Lucía: Yo... No sé si sería capaz...
Dani: No importa, puedo hacerlo por los dos o simplemente esperarte, darte tiempo para que lo pienses bien.
Lucía: Gracias [Me sonrió].
Dani: No tienes que darlas [Le devolví la sonrisa].
Volvimos con los chicos y nos preparamos para dormir, esa noche harían la guardia Lucas y Javier, no me dejaron quedarme con ellos. A la mañana siguiente, seguimos por el camino, aun no veíamos carretera o tierra, aun seguíamos por la montaña y mucho me te mía que aún nos quedaba bastante antes de poder salir.

jueves, 25 de julio de 2013

Destinados al Mismo Camino, Capítulo 12:

----Narra María----
No podía más, me sentía morir. No solo eran mis hijos, eran mis sobrinos.
Estábamos todos en casa, esperando la llamada de la policía que hacía menos que nosotros allí sentados. Los chicos estaban desesperados por ir a buscarlos ellos mismos, pero no debían hacer nada sin permiso de los policías que nos habían prohibido meternos ¿no podían comprender que eran nuestros hijos?
Dani P: No aguanto un minuto más, como no llamen voy a ir yo.
Álvaro: Te acompaño.
Carlos: ¿Por qué no llaman, no nos mandan alguna pista, algo? ¿Por qué?
Judith: ¿Cuál fue el último mensaje que llegó?
Blas: El de que ya habían comenzado con su plan.
Miré hacia Mireya y la vi un poco pálida, era verdad que no nos habíamos separado desde que habían desaparecido Lucía y Lucas, pero aun así manteníamos siempre las distancias, como si fuéramos desconocidos. Me levanté decidida, fui a la cocina, llené un vaso con agua, me senté junto a Mireya y se lo di.
María: Tienes mala cara, ¿te sientes bien?
Mireya: La verdad es que no, estoy mareada.
Blas: ¿Qué te pasa?
Mireya: Puede ser de no dormir bien, solo es un poco de dolor de cabeza, tranquilo.
María: Ven y échate un rato.
Mireya: No, gracias.
Blas: Ve y échate un rato, no podemos hacer nada hasta que nos llame el inspector o recibamos alguna noticia.
Mireya: Está bien [Suspiró].
Nos levantamos y la acompañé a mi habitación, allí la dejé tumbarse mientras quitaba algunas cosas del medio.
Mireya: María...
María: ¿Necesitas algo?
Mireya: A mis amigas.
María: Yo...
Mireya: Sé que no volveremos a nada, pero... [Se quedó sentada mirando hacia sus manos].
María: No, yo también necesito a mis amigas, a mis hermanas. Los chicos tienen razón, no podemos simplemente dejar de hablarnos y mirarnos cuando antes éramos una gran familia unida.
Mireya: Pero las razones son de peso.
María: La única razón de peso la tienen los chicos, la nuestra era solo por proteger a nuestros hijos y nada hemos podido hacer porque siempre han estado acechándonos.
Mireya: Sí... [Suspiró]. ¿Qué podemos hacer?
María: Unirnos, cada vez más y, cuando aparezcan nuestros hijos, seguir unidas, si los chicos no quieren, que sigan distanciados ellos, pero vamos a demostrarles que no hay por qué estar separados, unidos podemos apoyarnos y protegernos más.
Mireya: Tienes razón, ¿puedo darte un abrazo?
María: ¡Y dos! [Nos abrazamos].
Mireya: Yo... Tengo algo que decir pero no sé cómo decirlo, no es el momento y... Puf, estoy hecha un lío.
María: ¿Qué pasa?
Mireya: Los mareos, el cansancio, la fatiga... No es solo por el estrés y la angustia de no saber nada sobre nuestros hijos y no dormir o comer bien, yo... María, estoy embarazada.
María: ¡Eso es genial! [Volví a abrazarla].
Mireya: ¿Crees que es un buen momento para la noticia?
María: Un bebé siempre es bueno, además, tienes que verle el lado positivo.
Mireya: ¿Cuál es el lado positivo?
María: Que, entre tanta tempestad y nube, se ha colado un rayito de sol que será una alegría entre todo este desespero.
Mireya: ¿Tú crees?
María: Claro que sí. No es el mejor momento, es verdad, pero necesitamos algo de alegría para dejar de pensar en tantas cosas malas.
Mireya: Gracias, de verdad [Cogió mis manos entre las suyas].
María: Por nada, para eso estamos las amigas :)
Mireya: ¿Me acompañas y doy la noticia?
María: Claro, ¿se lo dirás a todos?
Mireya: Sí, ya que estamos todos reunidos, quiero aprovechar.
María: Pues vamos.
Nos levantamos y salimos de la habitación, llegamos al salón y me senté junto a Dani que tenía los codos apoyados en las rodillas y la cabeza entre las manos. Le pasé la mano por la espalda, me miró y me abrazó.Yo estaba mal, pero quizá él lo estaba un poco más por la pelea que tuvo con Dani el día de la graduación.
María: Van a aparecer, los van a encontrar y volveréis a tiraros los trastos a la cabeza, ya verás.
Dani P: Eso espero, porque como no aparezca yo mismo voy a buscarlo y traerlo a rastras.
María: Sí aparecerán y más pronto de lo que esperamos.
Mireya: ¿Podéis escucharme un momento? Tengo algo que deciros a todos.
Todos levantamos la mirada y la miramos. Le sonreí en señal de apoyo y ella me devolvió la sonrisa. Dani me miró extrañado y negué con la cabeza sonriéndole.
Mireya: Sé que ahora no es que estemos en el mejor momento de nuestra relación como familia, pero me gustaría daros la noticia a todos. También sé que no es el mejor momento pero... [Se llevó la mano a la tripa] Estoy embarazada.
Todos se sorprendieron un poco y le dieron la enhorabuena, Blas la abrazó fuerte y puso ambas manos en su barriga, yo me levanté ante la mirada atenta de Dani y sorprendida de los demás, me senté en el brazo del sofá junto a Mireya, la abracé de lado y le di la mano a Blas mientras los felicitaba.
María: No me miréis así [Los miré a todos]. Sé que no es el momento de discutir y tampoco es lo que pretendo pero, ¿no os habéis parado a pensar que, quizá, estando unidos es como podríamos haber protegido a nuestros hijos? Yo lo he pensado y ellos tenían razón, no sé cómo hemos podido pasar de ser una familia a ser completamente extraños de un día para el otro, después de todo lo que vivimos y compartimos.
Dani P: María...
Mireya: Yo pienso y opino igual. Dijimos que nos uniríamos hasta encontrar a nuestros hijos y, estamos juntos, en los mismos metros cuadrados, pero seguimos distanciados.
David: Estoy cansado, mejor me voy. Mañana nos vemos.
Se levantó, junto a Mayte, y los dos se fueron de la casa. Los siguieron Carlos y Ana y, poco después, Álvaro y Judith.
Blas: Nosotros... Nosotros también nos vamos, hasta mañana.
Mireya: Adiós.
Los despedí en la puerta de la casa y me volví junto a Dani que estaba en el sofá.
María: Dani...
Dani P: ¿Piensas que no me duele? ¿Qué no sé que a ellos también? ¿Piensas que no quiero volver a estar con ellos?
María: No he dicho eso.
Dani P: Lo sé, pero te lo digo por si acaso, me duele verlos y tener que tratarlos como si no fueran nada, estoy cansado de fingir.
María: Yo también ¿o te crees que no me duele tener que tratar a mi hermana como a una desconocida? Judith, Mayte y Mireya eran mis mejores amigas y ahora es como si no fueran nada.
Dani P: Entonces, ¿a qué ha venido lo que has dicho?
María: Para que os deis cuenta de que podéis volver a estar juntos, porque se os nota que a todos os duele tener que fingir que no sois nada ni os conocéis, que todos habéis cambiado.
Dani P: ¿Sí? [Ironizó] ¿Y en qué lo has notado?
María: En tu actitud conmigo, con los niños... Desde la separación no eres el mismo. Nunca te ha importado que tengamos dos hijos, siempre me has llamado pequeña, me has picado... ¿Desde cuando no lo haces? Un día, porque sí, descubriste que tu hijo se estaba interesando en la música y te pusiste a enseñarle a tocar la guitarra, estuviste con él horas enseñándole las canciones de Auryn y algunas más. Desde hace seis años, guardaste la guitarra en el trastero como un objeto viejo y no se volvió a hablar del tema. Ah, qué no se me olvide, siempre le has cantado a tu hija para que se durmiera, ¿sabes? Nunca te lo he dicho, pero una noche que estabas trabajando, vino hacia mí y me preguntó que por qué su padre ya no le cantaba como todas las noches, que si se había enfadado con ella. Le respondí que era porque estabas trabajando y tenías poco tiempo, pero me partió el alma verla así. Tú hijo lo único que ha buscado es recuperar esa conexión que ha tenido siempre con sus primos, en especial con los mellizos y se la quitamos un buen día sin darle explicaciones. Tiene dieciocho años, no es un niño y quiere saber qué es lo que pasa. No te estoy culpando a ti, tampoco a los chicos porque todos tenemos la culpa de lo que está pasando y de lo que va a pasar. También sé que no vais a recuperar vuestra amistad de un día para el otro ni en un momento, pero así como habéis trabajado para no hablaros ni miraros, podríais tratar de volver a ser los mismos, ¿no crees?
Dani P: Me siento impotente porque no puedo hacer nada. Mis hermanos... No somos capaces de hablar mirándonos a la cara y tampoco soy capaz de encontrar una solución para poder encontrar a nuestros hijos. Quisiera borrar todo lo que he hecho durante estos años, retroceder en el tiempo y buscar una medida alternativa a dejar de hablarnos. De verdad que, si pudiera hacerlo, lo haría. Te lo juro.
María: Lo sé [Me abracé a él].
Mi móvil sonó, nos separamos y fui a cogerlo. Era un mensaje desde el número desconocido que nos mandaba los mensajes sobre nuestros hijos. Lo abrí y no pude evitar romper a llorar y llevarme la mano a la boca:
Un problema menos para nosotros, un disgusto más para ti, primita. Te lo debía y me lo estoy cobrando a base de bien, no sabes cuánto... Un beso y espero que no llores demasiado ;)
Debajo del mensaje había una foto de Dani colgado de un puente caído. No podía ser, mi hijo. Comencé a llorar sin poder hablar, así que Dani me quitó el móvil y leyó el mensaje. Cayó al sofá sin habla, no podía ser verdad, nuestro pequeño, teníamos que encontrarlos, a ninguno podía pasarle nada y teníamos que salvar a Dani. 
Llamamos a los demás y nos presentamos los diez en la comisaría de policía, estábamos esperando a que nos pudiera recibir el inspector cuando llegó una persona a la que conocía perfectamente...
María: Nico...
Nico: He venido a entregarme y a contaros todo.
Dani: ¿Cómo sabemos que lo harás de verdad?
Nico: Porque no quiero que les pase nada a ninguno, lo siento, de verdad, pero me dejé llevar.
Álvaro: ¿Qué te dejaste llevar?
Trató de pegarle, pero Judith lo evitó, cosa que aprovechó David y le dio un buen puñetazo él.
Policía: ¿Qué está pasando aquí?
Nico: Vengo a entregarme, soy uno de los responsables del secuestro de los hijos de estos señores.
Todos lo miramos asombrados, ¿cómo es que se había atrevido a hacerlo? Puede que fuera verdad que estaba arrepentido.
Policía: Venga conmigo, tengo muchas preguntas que hacerle.
Nico: ¿Puedo pedir que ellos estén delante? Quiero que lo sepan todo de mi propia voz.
Policía: Tengo que hablar con mis superiores.
Nico: No tengo el pensamiento de escaparme, estoy aquí por mi propio pie.
Policía: Está bien.
María: ¿Por qué? ¿Qué te llevó a hacerlo?
Nico: Estaba ciego, el amor me cegó por completo.
Mayte: ¿El amor?
Nico: Chicas, no solo Paula está involucrada y es la autora de todo esto, tiene cómplices que conocéis muy bien.
Carlos: ¿Puedes hablar claro?
Nico: Os lo contaré todo, pero delante de la policía, para que se pongan manos a la obra ya, vuestros hijos corren peligro, mucho peligro.
Dani: Lo sabemos, nos han mandado una foto de Dani colgado de un puente caído.
Nico: Lo vi, por eso estoy aquí, traté de ayudarlos, pero también me tenían vigilado.
Policía: Por favor, acompáñenme, el inspector los espera para que estén todos.
Todos asentimos y seguimos al policía que llevó del brazo cogido a Nico por si acaso. Llegamos a una sala bastante grande, pero a nosotros nos dejaron en la de fuera, para que pudiéramos escuchar pero no actuar, bastante había sido con el puñetazo que le había dado David como para meternos en más problemas.
Inspector: Cuénteme todo lo que sepa.
Nico: Hace casi un año, Paula contactó con mi novia, Valentina, y le contó un plan. Yo me enteré de la mitad, pero no de mucho ya que mi novia no me quiso contar la verdad. Meses después me enteré del plan porque, al parecer, me necesitaban. Pensé que solo se trataba de un pequeño susto y me dejé guiar por mi novia que decía que no era nada malo y que tampoco les harían daño.
Inspector: ¿Cuántas personas están implicadas?
Nico: Cinco contándome a mí.
Inspector: ¿Se considera culpable?
Nico: Puede que yo no les secuestrara, pero soy cómplice y sí, me considero culpable y quiero pagarlo.
Inspector: ¿Por qué?
Nico: Porque así es como me siento, culpable, y no quiero que les pase nada, quería a esos niños como a mis propios sobrinos.
Inspector: Entonces, ¿qué fue lo que le llevó a entrar en el plan?
Nico: El amor ciego que le tengo a mi novia y la amenaza de uno de los secuestradores.
Inspector: ¿Qué clase de amenaza?
Nada, no llegaba a lo que nos tenía a todos en vilo: ¿Quiénes eran los secuestradores? Aunque ya sabíamos a dos seguras, Paula y Valen, teníamos en mente a otro, Paul.
Nico: Si no les ayudaba, me matarían a mí junto con ellos.
Inspector: ¿Nos dirá los nombres de los autores del delito?
Nico: Valentina Moreno, Paula Rodríguez, Paul Márquez y Alberto Domínguez.
No podía ser, no. ¿Alberto? ¿Qué quería él con todo eso? Sentí algo en mi pecho, se me nubló la vista y tuvieron que sentarme y darme agua. Me iba a dar algo, de eso estaba segura.
Dani P: María, ¿te sientes bien?
María: Dani, es Alberto, Paula, Paul ¡incluso Valentina! ¿Qué pueden querer Alberto y Valentina?
Carlos: Solo hacer daño.
Mayte: De eso que no quepa duda.
El inspector salió y todos nos giramos para mirarlo.
Inspector: Los tienen en la sierra, allí fue donde los dejaron tirados.
Blas: ¿Cuándo podrán comenzar la búsqueda?
Inspector: En cuanto nos pongamos en contacto con los equipos que se mueven por esos territorios, los llamaremos lo antes posible, pero no sabemos cuánto puedan tardar en comenzar.
Álvaro: Si algo tengo claro es que no me voy a quedar esperando a que ustedes decidan ponerse manos a la obra. Son mis hijos y mis sobrinos los que están ahí perdidos y si ustedes no van a poner de su parte, entonces me encargaré de encontrarlos yo por mi cuenta.
Inspector: Sería una locura por su parte.
Carlos: ¿Locura? Por nuestros hijos seríamos capaces de morir y matar.
David: Chicos, ¿a qué esperamos? Cuanto antes empecemos, antes daremos con ellos.
Blas: Vamos ya.
Dani: No hay tiempo que perder.
Y los cinco se fueron dejándonos a las chicas y a los policías que estaban con nosotras bastantes sorprendidos. Estaban locos y el inspector se puso a llamar y contactar con policías encargados de la búsqueda por las montañas. Solo pedíamos una cosa: Que volvieran con nuestros hijos, pero todos sanos y salvos.

domingo, 21 de julio de 2013

Destinados al Mismo Camino, Capítulo 11:

----Narra Clara----
Todos nos quedamos muy sorprendidos mirando a Dani. ¿Paula y Paul?
Lucas: Tiene que ser una broma y de mal gusto [Negó con la cabeza incrédulo].
Dani: Ojalá fuera una broma.
Lucía: Todo encaja...
La miramos y ella nos devolvió la mirada después de unos segundos.
Nuria: ¿Qué quieres decir?
Lucía: Esos dos tienen cosas contra nuestros padres, ellos son.
Julia: No entiendo.
Lucía: ¿No os acordáis de cuando nuestros padres nos contaron su historia? Parece ser que Dani no quiso nada con Paula por María, por eso quiere vengarse de ellos. Paul quiso volver con mi madre, pero ella ya era novia de mi padre, una vez en la ciudad, mi padre le pego a Paul y Carlos le amenazó con que se fuera lejos de mi madre, después del accidente. Recordad y unid eso con lo que nos contó Nico.
Javier: No le veo sentido.

Lucía: ¿A qué no le ves sentido?
Javier: A lo que tiene que ver lo que has dicho con lo que nos dijo Nico.
Lucía: Es fácil.
Lucas: Lu, explícate porque yo tampoco lo entiendo.
Lucía: A ver, chicos, ¿qué fue lo que nos dijo Nico acerca de la duda que tenemos de por qué nuestros padres se separaron?
Rubén: Prácticamente nada.
Lucía: Exacto.
Cristina: Si no nos dijo nada, ¿cómo quieres que lo unamos con lo que nos has dicho?
Dani: Porque Nico también está metido en esto.
Todos: ¿Qué?
Lucía: ¿Lo sabías y no nos lo habías dicho? [Lo miró fulminantemente].
Dani: Nos tenían vigilados las veinticuatro horas ahí dentro, ¿cómo quieres que dijera algo? Nos habrían hecho algo peor.
Lucía: ¿Peor que esto? ¿El qué?
Dani: Matarnos directamente.
Lucía abrió mucho los ojos y y todos nosotros nos asustamos.
Lucas: ¿Habrían sido capaces?
Dani: Lo que escuché anoche, aparte de lo que os dije, era que uno de ellos nos quería quitar del medio, pero Nico intercedió con que no nos hicieran nada, que mejor era que nos dejaran por aquí tirados.
Javier: ¿Fue su idea?
Dani: No, de Paula y Paul, creo que son los "cabecillas" del secuestro, ellos dos, la otra mujer y el hombre a los que, no conozco por sus voces.
Jesús: ¿Cómo sabes, bueno, sabéis, que Nico también está metido en esto?
Miramos a Jesús sorprendido, esa era una pregunta que todos nos hacíamos, pero solo él se había atrevido a hacerla en voz alta.
Lucía: Por la voz, suelo quedarme con la forma de hablar de la gente y la de Nico me sonaba, hasta que me acordé de la conversación que tuvimos con él, ahí fue cuando me di cuenta de qué me sonaba su voz.
Dani: Yo casi igual, por la voz.
Julia: Esto no nos está pasando, confiamos en alguien que nos ha traicionado.
Dani: No confíes en que Nico nos va a hacer algo.
Lucía: ¿Por qué estás tan seguro?
Dani: Es un cobarde.
Lucas: No subestimes a las personas, Dani.
Dani: No lo hago, ya veréis.
Suspiramos, recogimos las mochilas y decidimos emprender el camino. Al principio estábamos un poco perdidos, pero después ya casi que nos fuimos encontrando. Lo único que no debíamos hacer era separarnos, mientras siguiéramos juntos, nada malo podría pasar.
La primera noche, sinceramente, lo pasamos fatal, casi no dormimos y, por ende, al día siguiente estábamos un poco insoportables y susceptibles, nada nos parecía bien, todos estábamos contra todos... Un completo caos.
----Narra Lucía----
Como volviera a ocultarnos algo o se hiciera el listo... ¡Iba a cobrar! Me tenía cansada, ¿qué se creía?
Dani: Ahora vamos...
Lucía: ¿Tienes que ir decidiendo el camino tú solo? [Me quejé y le planté cara].
Dani: No lo he decidido yo solo, el camino lo estamos escogiendo entre todos, princesita tienes que estar más atenta.
Lucía: Vuelve a llamarme princesita y...
Dani: ¿Y qué? [Me plantó cara poniéndose delante de mí a escasos centímetros].
Lucía: No me tientes.
Dani: Lo estoy haciendo, vamos.
Lucas: Dani, no...
Dani: No, que haga lo que quiera, que se descargue, a ver si así termina de darme la razón que llevo pidiéndole desde hace mucho del por qué me odia.
Lucía: Idiota [Lo empujé y me aparté de él yendo con las chicas].
Julia: Lu, es muy evidente, ¿por qué no lo reconoces y hablas con él?
Lucía: Porque no vale la pena.
Cristina: Es mi hermano, lo conozco como a la palma de mi mano y sé que lo único que quiere es sacarnos de aquí porque se siente el responsable.
Lucía: ¿No lo es?
Nuria: Todos lo somos al aceptar entrar al plan.
Suspiré, tenían razón y de nada me valía ponerme de necia en ese momento. Seguimos el camino marcado y, cuando oscureció, buscamos un sitio para poder dormir.
Rubén: Casi no queda agua en esta cantimplora.
Dani: En esta aún queda la mitad [Se la lanzó].
Lucas: ¿Quién hace la guardia esta noche?
Dani: Yo.
Javier: Tú la hiciste anoche.
Dani: No me importa hacerla esta noche también, no tengo sueño.
Lucas: Te dejo con la condición de hacerte de relevo.
Dani: Vale, son las once, a las cuatro te llamo y cambiamos, ¿te parece?
Lucas: Vale.
Nos movimos buscando un sitio y la posición cómoda para poder dormir. Sin que nadie se diera cuenta, me quedé mirando hacia Dani... Suspiré, no podía ser. Las chicas tenían razón, él solo era culpable de tratar de protegernos. Era el mayor y puede que eso fuera otro plus para sentirse el responsable.
Cristina: Dani...
Dani: ¿Qué pasa, pequeña?
Cristina: ¿Crees que conseguiremos salir de aquí?
Dani: Claro que sí, soy el mejor encontrando caminos [Rieron los dos].

Cristina: Echo de menos a mamá y a papá.
Dani: Yo también.
Cristina: ¿Qué sería lo primero que hicieras al verlos?
Dani: Pedirles perdón, sobre todo a papá.
Cristina: Estoy segura de que papá está removiendo cielo y tierra para poder buscarnos.
Dani: Yo también estoy seguro de eso, tanto papá como el resto estarán haciendo hasta lo imposible por encontrarnos. Ahora duerme un poco, mañana será un día muy largo y necesitas descansar.
Cristina: Hasta mañana, te quiero.
Dani: Yo también te quiero, enana.
Tuve que girarme y darme la vuelta para que nadie me viera llorar. Era una completa idiota. Él no tenía culpa de nada. Tenía que hablar con él, decirle todo, que quedara solucionado.
Por la mañana me levanté al escuchar una pelea entre mi hermano y Dani.
Lucía: ¿Qué ha pasado?
Lucas: Dani se ha hecho la guardia completa, ¡no me ha despertado!
Javier: Esta noche la haremos nosotros y tú a dormir sí o sí.
Dani: A la orden [Puso los ojos en blanco y rió]. ¿Desayunamos y seguimos con el camino?
Los chicos suspiraron y todos nos pusimos a desayunar, pero al sacar las cosas de las mochilas...

Rubén: Tengo dos cantimploras más de agua.
Cristina: Está está llena de tapers.
Lucas: Esta tiene bocadillos hasta arriba [Rió].
Javier: ¿Es día de reyes y no me he enterado?
Jesús: Es mi cumpleaños, por si te vale.
Rubén: ¡Ostras!
Dani: ¡Felicidades, tío!
Todos: ¡Felicidades!
Jesús: Gracias.
Cristina no es el mejor sitio, pero...
Jesús: ¿Cómo que no? Estamos juntos y al aire libre, esto es magnífico.
Soltamos una carcajada por el humor con el que se estaba tomando todo. Era pequeño para ser tan positivo. Estaba claro que tenía que aprender de él, bueno de todos un poco.
Terminamos de desayunar, recogimos las mochilas y nos pusimos en marcha, me quedé cerca de mi hermano, Dani y Javier para poder enterarme de lo que pudieran hablar.
Lucas: Dani, si te quedaste despierto y haciendo guardia toda la noche, ¿cómo es que no has visto cuando nos han llenado las mochilas?
Dani: Lo he visto, solo que esa persona no lo sabía.
Javier: Explícate.
Dani: Escuché un ruido y me puse alerta, pero decidí hacerme el dormido por si las moscas. Escuché como se acercaba a nosotros y me preparé con un palo para darle si hacía falta pero, al ver cómo de mochilas sacaba cantimploras y comida, preferí quedarme quieto. Os dije que no estaba subestimando a nadie.
Lucía: ¿Estás queriendo decir que fue Nico? [No me pude quedar callada, estaba muy sorprendida].
Dani: Exacto.
Cristina: Entonces él quiere ayudarnos.
Dani: Es un cobarde, no nos quiere hacer mal directamente, pero si nos pasa algo no va a venir a ayudarnos.
Todos nos callamos y seguimos el camino hasta llegar a un puente bastante largo e inestable.
Javier: ¿Cómo lo vamos a cruzar?
Dani: Por parejas, de dos en dos y que los pesos estén más o menos estables para no correr peligro.
Lucas: ¿Estás seguro?
Dani: Claro. Por ejemplo, si pasan dos chicos eso no aguante, pero si pasan dos chicas, un chico o chico y chica, no creo que pase nada.
Javier: Está bien, Clara, vente.
Dani: Un momento, antes paso yo.
Cristina: ¿Para qué?
Dani: Para terminar de comprobar la estabilidad del puente.
Cristina: Con cuidado.
Dani: Claro [Le sonrió y le acarició la mejilla].
Dani pasó, llegó y volvió con nosotros, todos le miraron para ver qué decía.
Dani: El peso de dos chicos no lo aguantará, tiene que ser en pareja de dos chicas, chico y chica o un chico solo.
Javier: Voy con mi hermana.
Dani: Vale, pasa tú primero y os agarráis fuerte, sin mirar abajo.
Clara: Vale.
Suspiraron y comenzaron a pasar.
Lucas: Lu, ¿vienes conmigo o con Julia?
Lucía: ¿Sinceramente? Prefiero quedarme aquí [Me senté en una piedra.
Lucas: ¿Por qué?
Lucía: Lucas, no sé si lo habrás visto pero es un puente muy inestable, no podemos pasar por ahí, no sin caernos o que pase algo.
Lucas: Lucía, me tienes hasta arriba con tu negatividad, así es como no llegaremos a ningún sitio. Tienes que confiar en que si podremos pasar y en que lo lograremos.
Lucía: Lo siento, pero no puedo. Ve con Julia.
Mi hermano negó con la cabeza y se fue junto a los demás. Ya habían pasado Javier con Clara, Rubén con Nuria y mis hermanos, solo quedaban Dani, Cristina y Jesús. Miré hacia otro lado, no quise mirar hacia el puente, sentía algo en el estómago y no era nada bueno, lo presentía. Una sombra me tapó del sol, miré hacia arriba y me topé con esos ojos azules de Dani.
Dani: Me ha dicho Lucas que no quieres pasar.
Lucía: No, ve con tu hermana, yo me quedo aquí.
Dani: ¿Sola? [Asentí mientras él se ponía en cuclillas delante de mí, bajé la mirada para seguir mirándole. Era la primera, conversación que estábamos teniendo sin discutir y sin alzar la voz]. Yo también tengo miedo por lo que pueda pasar, soy el responsable de que todos estéis bien y de conseguir sacaros de aquí.
Lucía: No, Dani. No eres el culpable de nada. Todos tenemos culpa porque todos aceptamos entrar en el plan. No eres responsable solo tú por ser el mayor, somos todos porque todos debemos protegernos unos a otros.
Dani: ¿Ya confías en mí?
Lucía: Pienso que aquí no hay odio ni rencor que valga, es mejor dejarlo todo para cuando salgamos de aquí.
Dani: Entonces, ¿vienes conmigo?
Lucía: Ve mejor con tu hermana.

Dani: Lo haría, pero me ha dejado solo [Puso un puchero que me hizo sonreír]. Va enserio, creo que me va a dejar por Jesús.
Lucía: ¿Su primer amor?
Dani: Mi hermana es muy pequeña para estar enamorada.

Lucía: No te va el royo de hermano súper sobreprotector.
Dani: ¿No?
Lucía: Bueno sí [Reí].
Dani: ¿Confías en mí?
Lucía: Sí.
Dani: ¿Vendrás conmigo? [Hizo una seña con la cabeza hacia el puente].
Lucía: ¿Me queda otro remedio? [Negó con la cabeza. Suspiré] Está bien, pero que conste que sigue sin gustarme la idea ni dejar de asustarme.
Dani: Tranquila, no pasará nada.
Lucía: Más te vale.
Dani: Prométeme una cosa.
Lucía: ¿Qué?
Dani: Si salimos de aquí ilesos, cosa que pasará seguro, me contarás qué te pasa conmigo para que me odies. ¿Trato?
Lucía: Trato.
Sabía que saldríamos de esa, pero acepté por tener la excusa para decirle qué diablos pasaba por mi cabeza cuando lo tenía cerca, porque no lo odiaba. No podía.
Me dio la mano, me la apretó y comenzamos a pasar el puente. Estaba muy asustada y me daba vértigo, pero al sentir su mano apretando la mía, me sentía un poco más segura, incluso al estar a tantísimos kilómetros del suelo. No exageraba.
Cuando ya faltaban escasos cinco metros para llegar al otro lado del puente, Dani giró su cabeza hacia atrás, me miró y después un punto detrás de mí que hizo que cambiara la expresión de su cara a una muy seria.
Dani: Júrame algo.
Lucía: ¿Otra vez? ¿Qué pasa?
Dani: Vas a pasar delante de mí y vas a llegar junto a los chicos pero todo sin mirar hacia atrás ¿vale?
Lucía: ¿Qué? ¿Por qué...?
Dani: Júramelo, Lucía.

Lo miré bien y estaba demasiado serio, así que asentí y pasé delante de él. Terminé de pasar el puente rápido a petición de Dani, sin mirar hacia atrás mientras el puente se tambaleaba más de la cuenta y, al llegar junto a mi hermano que me tendía la mano...
Cristina: ¡NO!
Me giré y...
Lucía: ¡Dani!

jueves, 4 de julio de 2013

Destinados al Mismo Camino, Capítulo 10:

----Narra Cristina----
Estaba muy nerviosa y tenía muchísimo miedo, ¿qué pasaría? ¿Quiénes serían los siguientes? Porque estaba segura de que vendrían a por los que quedábamos...
María: Cris, nos vamos.
Cristina: Voy.
Bajé y me monté en el coche con mis padres, íbamos a ir a la casa de Judith y Álvaro. Sí, raro, lo sé. Llegamos después de veinte minutos, nos bajamos y tocamos a la puerta. Nos abrió Judith.
Judith: Hola, pasad.
Entramos y en el salón vimos a Álvaro con la cara con varios golpes, a Blas, Mireya, David y Mayte.
Judith: Cristina, sube si quieres, los chicos están en la habitación de Julia. Tercera puerta de la derecha.
Cristina: Vale, gracias.
Subí despacio, sin prisas y logré escuchar algo.
María: ¿Nada?
Judith: Estoy destrozada, no han mandado nada.
Enseguida se abrazaron y sentí algo en el pecho. Terminé de subir las escaleras y toqué en la puerta que me había dicho Judith.
Julia: Pasa.
Abrí y vi a Julia con Jesús.
Cristina: Hola...
Mi amiga se levantó y me abrazó llorando.
Cristina: Tenemos que ser fuertes, aunque cueste.
Julia: No puedo...
Jesús: Claro que sí, por nuestros hermanos.
Julia: Al menos estamos consiguiendo que vuelvan a hablarse...
Cristina: ¿Ves? Ahí tenemos un lado positivo. Lo siguiente es pensar que vamos a encontrar a nuestros hermanos.
Julia: ¿Cómo?
Cristina: No lo sé, pero tenemos que ser positivos.
Escuchamos el timbre y, al poco rato, tocaron Clara y Javier.
Clara: Hola...
Jesús: ¿A vosotros también os han mandado para aquí?
Javier: Sí, no quieren que escuchemos nada de lo que van a hablar.
Julia: Como si no lo supiéramos...
Clara: ¿A qué te refieres?
Julia: A Dani, David y Blas les mandaron anónimos cuando se llevaron a los chicos, a mis padres no les han mandando nada por mis hermanos.
Javier: ¿Cómo se los llevaron?
Julia: Mi hermano estaba discutiendo con mis padres muy fuerte, se terminaron gritando y Lucas salió de casa corriendo y pegando un portazo, Lucía salió tras él para intentar tranquilizarlo y que hiciera una tontería, mi padre salió tras ellos y vio como de una furgoneta salían dos encapuchados y los cogían, mi padre intentó evitarlo, pero salió otro más y le pegó con algo [Empezó a llorar de nuevo].
Clara y yo la abrazamos e intentamos que se tranquilizara. De pronto, escuchamos un grito.
X: ¡ERES IMPOSIBLE, ¿NO TE DAS CUENTA QUE ASÍ VAS PEOR?!
Y: ¡¿NO TE DAS CUENTA TÚ QUE ESTOY DESESPERADO?!
Nosotros nos miramos, salimos de la habitación silenciosamente y nos quedamos arriba de las escaleras. Enseguida vimos que, quiénes estaban discutiendo, eran Carlos y Álvaro.
Carlos: PERO ASÍ NO VAS A LOGRAR NADA.
Álvaro: TÚ ESTÁS ASÍ DE TRANQUILO PORQUE AÚN TIENES A TUS HIJOS CONTIGO.
Javier: ¡¿PODÉIS PARAR?!
Nosotros miramos a Javi atónitos mientras él bajaba las escaleras y se enfrentaba a nuestros padres.
Ana: Javier...
Javier: No, ahora sí me voy a meter y todos me vais a escuchar. ¿No os dais cuenta que discutiendo y buscando cosas en vuestra contra solo conseguiréis empeorar la situación? ¿Por qué no mejor os sentáis y os decís lo que cada uno de vosotros sabéis pero no habéis dicho? Puede que así encajéis piezas y lleguéis a una solución.
Todo el salón estaba en silencio, Javier les había puesto las cartas sobre la mesa y de un tirón estaban boca arriba.
Dani P: Tiene razón [Todos miramos sorprendidos a mi padre]. Ya hemos hecho bastante el idiota y creo que, para que encontremos a nuestros hijos, lo mejor es que estemos juntos y hablemos, después de que todo se solucione podemos volver a no mirarnos a la cara. Pero ahora es mejor que dejemos el orgullo de lado.
Blas: Pienso igual, tenemos que hablar y decirnos todo lo que sabemos acerca de este asunto.
David: Estoy de acuerdo, el idiota podemos dejarlo para cuando esté todo solucionado.
Álvaro y Carlos: Está bien [Suspiraron].
Nosotros corrimos y nos sentamos juntos a nuestros padres y estuvimos atentos a todo lo que hablaron...
----Narra Lucas----
Dani: Maldita sea.
Lucía: ¿Puedes dejar de maldecir ya?
Dani: ¡No! [Le pegó una patada a una silla].

Lucía: ¿No? Pues que sepas que todo esto es culpa tuya.
Dani: ¿Mía?
Lucía: Sí, por imbécil.
Dani: ¿Pero qué...? Mira, no estoy para tus reclamos, princesita, así que si no vas a ayudar, cállate.
Lucía: No me voy a callar porque no me da la gana, así que ya puedes buscarte unos tapones para no escucharme. ¡Y más te vale que sea la última vez que me llames princesita!
Dani: Tendrás que buscarme un bozal para amordazarme.
Lucas: ¿Podéis parar ya? Es la segunda pelea en el día y juro que no os aguanto más.
Llevaba unos cinco días encerrado allí con Dani, mi hermana, Rubén y Nuria y cada día, a cada rato, Lucía y Dani buscaban cualquier pretexto para pelearse.
Estábamos en un cuarto un poco maloliente y sucio, tenía una pequeña ventana pero desde la que no se podía ver el exterior ya que estaba tapiada con madrea, casi en el centro tenía un agujero desde el que entraba un poco de luz, pero nada más. Hacía un calor insoportable y entre las discusiones de esos dos, los llantos de Cristina, Nuria y Clara y que Javier hacía dos días que se había dado por vencido... Me ponían de los nervios.
Sí, ya estábamos casi todos, quedaba mi hermana y solo esperaba que la dejara tranquila o no le hicieran nada malo.
Escuchamos un golpe fuerte que nos hizo ponernos alerta, también se escuchaban voces desde fuera y cómo abrían la puerta. Uno de los encapuchados entró llevando a mi hermana en brazos. Mierda, ¿qué le habían hecho?
X: Tranquilo, solo está dormida, aún no es vuestra hora.
Y: ¿Te callas?
X: Solo les estoy dando un adelanto de lo que les va a pasar, ya están los diez.
Y: Eres imbécil.
Salieron dejando a mi hermana a un lado en el suelo. Rápidamente nos acercamos a ella y Lucía le echó un poco de agua en la cara para que despertarla. En cuanto despertó, mis hermanas se abrazaron y yo a ellas, tenía que protegerlas cómo fuera y de quien fuera.
Miré hacia Dani y lo vi sentado en el suelo y con las manos en la cara, algo había pasado. Me acerqué a él, le di con la mano en el brazo levemente y con un movimiento de cabeza pregunté que qué pasaba, a lo que él me respondió negando con la cabeza. Suspiré y me volví con mis hermanas, estaba seguro de que Dani no iba a soltar prenda fuera lo que fuera que le pasaba.
Lucía: ¿Te encuentras mejor?
Julia: S-sí.
Lucía: Tranquila, saldremos de esta [La abrazó].
Julia: Tengo miedo por papá y mamá también.
Lucía: Van a estar bien, ya lo verás.
Javier: ¿Ahora qué toca?
Dani: Esperar.
Rubén: ¿Esperar a qué o a quién?
Dani: A que se duerman para poder hablar sin que seamos escuchados.
Cristina: ¿Pasa algo?
Dani: Estamos metidos en una gorda, pequeña.
Lucía: ¿Ha sido por algo que has escuchado?
Dani: Sí.
No dijo nada más, por lo que no nos quedó más remedio a esperar a que se durmieran para que Dani se decidiera a hablar. No sabía qué hora era, pero se notaba que ya era bastante tarde, Dani se levantó de dónde había permanecido todo el rato sentado, nos hizo una seña para que nos acercáramos y nos pusimos en un círculo todos bastante juntos en la esquina más alejada de la puerta. Todos estábamos bastante intrigados por lo que Dani querría decirnos, ¿qué habría escuchado?
Dani: Esto no es fácil, pero tenemos que ser fuertes y permanecer los diez juntos, solo así conseguiremos salir de esta.
Lucas: ¿Qué escuchaste antes?
Dani: Estaban los cinco hablando sobre lo que harán con nosotros.
Rubén: ¿Cinco?
Dani: Sí, eran cinco voces distintas, tres de hombre y dos de mujer.
Javier: ¿Te sonaba alguna?
Dani: Una de ellas.
Lucas: ¿De qué o de quién?
Dani: No sabría decirte, pero lo que si estoy seguro es de que esas cinco personas, sean quienes sean y quieran lo que quieran, son bastante cercanos a nuestros padres y, por ende, a nosotros.

Lucía: ¿Qué fue lo que estaban hablando?
Dani: Lo que van a hacer con nosotros y cuándo. 
Nuria: ¿Qué quieren hacernos?
Dani: Estamos en una cabaña cerca de la sierra, por lo que mañana por la mañana, nos llevarán fuera y nos perderán.
Todos: ¿Cómo?
Dani: No gritéis [Nos miró y mandó a callar con un gesto]. Todas las montañas y sierras tienen caminos y rutas hechas para los senderistas, solo tenemos que buscarlas, encontrarlas e ir por ellas, pero sin que se note que sabemos por dónde vamos. Aunque nos dejen por ahí tirados, estarán detrás de nuestros pasos y atentos a lo que hagamos, así que debemos hacernos los despistados y que estamos inseguros de por dónde vayamos aunque sepamos que es el camino correcto.
Clara: Pero si vienen detrás de nosotros, también estarán perdidos ¿no?
Dani: No sé cómo lo harán, pero no creo que nos pierdan y nos dejen así cómo así. Por eso debemos permanecer los diez juntos y pensar muy bien cada paso que demos.
Lucía: Tienes razón, estoy contigo, solo conseguiremos esto si estamos juntos.
Javier: Todo sea por volver a casa.
Julia: Sí, yo también estoy de acuerdo.
Lucas: Todos por uno y uno por todos, ¿no?
Todos asintieron y decidimos dormir un poco, al día siguiente tendríamos una mañana... Movidita. Y así fue,nos despertaron con golpes y bruscamente, todos estábamos sobresaltados y las chicas bastante asustadas. Nos hicieron salir a empujones. No me separé en todo el rato de mis hermanas, ni Dani de Cristina, Javier de Clara y Rubén y Jesús estaban con Nuria. Nos sacaron de la vieja cabaña, pero no iban los cinco como había dicho Dani que eran, sino que solo venían cuatro.
Iban cuchicheando y sin dejar de mirarnos, ya llevábamos un buen rato andando y Julia estaba cansada, así que me la subí a la espalda.
X: No te canses, aun queda un buen rato andando.
Lucas: ¿Hacia dónde vamos?
X: Más adelante lo sabrás.
Decidí no preguntar más y seguir adelante, aunque... Esa voz me sonaba, pero ¿de qué?

El sol ya estaba casi arriba del todo en el cielo cuando nos hicieron parar.
X: Aquí os quedáis [A este pocas veces le había escuchado hablar].
Dani: ¿Qué va a pasar ahora con nosotros?
Y: Eso depende de vosotros [La voz de esa mujer sí que me sonaba también, pero no sabía de qué].
Lucía: ¿Qué queréis decir?
Z: Pues que de vosotros depende lo que pase de ahora en adelante con vosotros.
V: Os dejamos esto para que no os deshidratéis mucho, suerte.
Tiraron un par de mochilas a nuestros pies y se dieron media vuelta. En cuanto estuvieron lo suficientemente alejados, tuve que decirlo en alto...
Lucas: ¿Soy el único al que le suena la voz de uno de los hombres y la de una de las mujeres?
Rubén y Javier: A mí también me suenan.
Dani: Son los padres de Tony.
Todos: ¿Qué?
Lo miramos atónitos mientras él cogía una de las mochilas y se la ponía en la espalda, se daba media vuelta y comenzaba a andar.
Lucas: No, amigo, no. Ahora mismo nos vas a contar qué es exactamente lo que sabes y más te vale decirlo todo. ¿Me entiendes? TODO.
Dani: Son los padres de Tony, esos dos son más cercanos a nosotros de lo que cualquiera pensábamos. Nadie nos había dicho nada supuestamente para protegernos, pero no saben que, al ocultarnos sus verdaderas identidades y lo que significaban, nos han arriesgado más aún.
Javier: ¿Puedes ir al grano y decirnos de una vez quiénes son para nuestros padres y qué significan?
Dani: Significan peligro y malos tiempos, son Paula y Paul.