----Narra Jesús----
Aquel era el día, estaba
decidido, hablaría con Dani y después, improvisaría con lo que surgiera.
Habíamos quedado para hacer
comida familiar por el cumpleaños de Álvaro, así que todos nos encontrábamos en
el jardín de la casa del cumpleañero, esperando a que pusieran la comida sobre
la mesa cuando Cristina se me acercó.
Cristina: ¿Por qué tan solo?
Jesús: Los mayores están hablando
de sus cosas y me aburría-me encogí de hombros sin mirarla directamente a los
ojos.
Cristina: Oye… ¿Por qué nunca me
miras a los ojos cuando hablamos?
Jesús: Porque a mí…
Dani: Cris, mamá dice que si
puedes ir.
Cristina: En un momento voy.
Dani: Ahora, ve.
Cristina: Voy-suspiró-. Después
hablamos.
Yo asentí y la vi ir dentro de la
casa, donde estaban nuestras madres con el resto de las chicas.
Dani: Jesús, sé lo que te pasa
con mi hermana y, aunque me ha costado, lo asumo.
Jesús: Entonces…
Dani: No, no lo acepto-tragué
saliva con dificultad ante su tono tan duro-. Jesús, quiero que te mantengas
alejado de mi hermana.
Jesús: ¿Por qué?-Fruncí el ceño.
Dani: Sois muy pequeños para
pensar en amores, en querer, en relaciones… Jesús, a vuestra edad es bueno que
descubráis mundo, chicos o chicas que os gusten… Pero nada de relaciones.
Jesús: No me entiendes-bajé la
mirada.
Dani: Te entiendo más de lo que
piensas, he tenido tu edad y he estado enamorado de la misma chica, pero es
ahora cuando estamos formalizando lo nuestro y ve cómo se ha puesto su padre
porque no lo asimila del todo, aún me mira raro y llevamos mes y medio juntos.
Jesús: Pero yo…
Dani: Entiendo que no estás en mi
situación, que quizás tú tengas las cosas más fáciles con mi padre, pero no
conmigo, no voy a dejar que tengáis una relación a vuestra edad. Lo siento.
Puso una mueca y se fue hacia
otro lado. Yo suspiré y me tragué el coraje, no me entendía, ni siquiera me
había dejado hablar.
Mayte: Jesús, a comer.
Fui y me senté donde me dejaron,
Dani había sido muy amable en dejarme una silla libre entre mi hermano y Nuria.
La comida fue silenciosa por mi parte, a pesar que brindaron por la canción que
había terminado por componer Javier, bueno, la letra, pero el tío lo había
hecho solo y eso tenía mérito, había que reconocerlo.
Después de la tarta, nos
despedimos para irnos, al día siguiente había clase y tendríamos que madrugar.
Al llegar a casa, me fui directamente a mi habitación a estar solo o al menos
lo intenté, ya que mi hermano entró detrás de mí.
Rubén: ¿Qué mosca te ha picado,
enano?-Se burló.
Él no tenía la culpa de nada,
pero por bocazas se lo llevó.
Jesús: Estoy cansado, agobiado,
ser el más pequeño es un puto asco, nada bueno te pasa a ti y menos te dejan
vivir porque quieren imponerte lo que todos quieren-grité.
Rubén: ¿Qué te ha pasado?
Jesús: Que estoy cansado de que los mayores queráis hacer con los pequeños lo que vosotros querías, eso me ha pasado-empecé a dar vueltas por mi habitación, como un león enjaulado.
Jesús: Que estoy cansado de que los mayores queráis hacer con los pequeños lo que vosotros querías, eso me ha pasado-empecé a dar vueltas por mi habitación, como un león enjaulado.
Mayte: ¿Qué pasa?
Rubén: No lo sé, mira cómo está.
David: Jesús, ¿qué te pasa?
Jesús: Que estoy harto de ser el
más pequeño, papá, eso me pasa.
Y ya no pude evitarlo más, me
eché a llorar y le di una patada a la cama de pura impotencia. Mi madre se me
acercó y me abrazó mientras pasaba su mano por mi espalda, intentando
tranquilizarme y lo consiguió.
Mayte: Ahora cuéntanos qué te ha
pasado, cielo.
Asentí mientras nos sentábamos en
la cama, mi hermano en la silla de mi escritorio y mi padre se quedó echado
sobre el marco de la puerta con los brazos cruzados.
Jesús: Me gusta una chica, pero
me tengo que mantener alejado de ella porque soy muy pequeño para pensar
siquiera en quererla.
Mayte: ¿Quién te ha dicho eso?
Rubén: ¿Es la misma chica de la
que me hablaste hace meses?-Yo asentí y mi hermano puso una mueca- Lo siento
tío…
David: ¿Quién es esa chica?
Jesús: Cristina Fernández, la
hermana de Dani.
Mayte: Mi hijo ha sacado el buen
gusto de su padre escogiendo mujeres-dijo mi madre pícara haciéndonos reír.
David: Lo sé-le dio un beso a
ella y después se agachó frente a mí-. Es duro, colega, yo tampoco lo tuve
fácil con tu madre porque primero me negué yo a aceptar que me gustaba y
después ella me complicó un poco la cosa no queriendo aceptarme a la primera,
pero eso no quiere decir que tengas que pasar por lo mismo que yo-carraspeó y
continuó-. Conozco a Dani desde que llevaba pañales, es de cabezón como su
puñetero padre y tiene un corazón de oro pero, como estoy seguro de que ha sido
él el que te lo ha dicho, tengo que añadir que es un metido.
Mayte: David…
David: Mayte, por muy hermano
suyo que sea, no tiene el derecho de decidir por su hermana, ¿qué hubieras
hecho tú si tu hermano te hubiese impedido estar conmigo?
Mayte: Liarla gorda.
David: Te propongo algo, voy a
hablar con Dani, el padre-añadió antes de que pudiera quejarme-. No le voy a
decir nada, simplemente que cuide la sobreprotección de su hijo frente a
Cristina, puede hacerle más mal que bien a la larga. Tiene que comprender que
es su hermana, pero que está creciendo y es normal que con vuestra edad
vuestras hormonas empiecen a haceros fijaros en los chicos y chicas a vuestro
alrededor y me parece genial que justo haya ido a gustarte Cristina, es casi mi
sobrina y la adoro, sobre todo porque su madre es como mi hermana y, por
suerte, su hija ha salido a ella.
Rubén: Pero Dani no va a dejarlos
estar solos siquiera, me lo ha dicho.
David: A ver, tu hermano tiene
catorce años y ella los cumple a final de año, son los más pequeños de la familia,
pero poco les queda ya de niños-dejó de mirar a mi hermano para mirarme a mí-.
Yo tampoco voy a dejar que os metáis en una relación a esta edad, pero por un
motivo diferente, si empezáis y en dos días os aburrís, va a quedar una
situación incómoda en la familia, pero te prometo que si en cuatro años, sigues
queriendo estar con ella, de manera formal y ella siente lo mismo, yo mismo te
organizo una cita.
Jesús: ¿Por qué cuatro años?
David: Es cuando comenzamos a
tener claro si queremos de verdad a la persona indicada.
Jesús: Pero Lucía tiene
dieciséis. ¿Y Lucas y Nuria?
David: Lo sé, pero ella es mujer
y las mujeres… Necesitan menos tiempo. Lo de Lucas y Nuria se verá con el
tiempo, no te compares con nadie, sé tú mismo. Yo no quiero que terminen señalándote porque por tu inmadurez
se ha liado. Quizás tú tengas las cosas más claras que los mayores, pero
demostrarás ser más maduro, si logras esperar y conseguir tu objetivo cuando
nadie pueda decir nada.
Mayte: Qué filósofo.
Mi madre le dio un empujón y mi
padre terminó tirado en el suelo, acabamos los cuatro riendo y mi madre volvió
a abrazarme.
Mayte: Si ella es para ti,
siempre va a estar ahí, no te preocupes, pastelito mío-me llenó la mejilla de
besos.
David: Llevo meses esperando que
me vuelvas a llamar pastelito sin éxito y ahora se lo dices a tu hijo sin
pensarlo-protestó.
Mayte: Es mi pequeño, claro que
se lo voy a decir cada vez que me apetezca.
David: Vas a conseguir que me
ponga celoso de mi propio hijo-le entrecerró los ojos.
Mayte: Ese es tu problema, no el
mío-se encogió de hombros.
Mi padre se levantó del suelo y
cogió a mi madre por la cintura, echándosela al hombro. Mi hermano y yo
comenzamos a reír y mi madre a protestar mientras intentaba que mi padre la
bajara.
Mayte: David, te voy a matar.
David: ¿Quién se viene a echar
unas canastas conmigo?
Rubén y Jesús: ¡YO!
Rubén y Jesús: ¡YO!
Bajamos las escaleras detrás de
mi padre que seguía con mi madre al hombro. Al llegar abajo, mi padre bajó a mi
madre y la sujetó por la cintura.
David: Chicos, salid, yo ahora
voy.
Rubén fue a por el balón, así que
me quedé medio escondido para ver qué hablaban mis padres.
Mayte: Cualquier día de estos vas
a acabar conmigo, petardo.
David: ¿Sabes que eres la mejor
decisión que he tomado en mi vida?
Mayte: Y tú la mía, pastelito-le
sonrió y lo abrazó-. Te quiero muchísimo.
David: Y yo a ti, mi pastelita.
Y se besaron. Sonreí y salí fuera
con mi hermano a meter canastas hasta que salió mi padre y jugamos un partido
de dos contra uno, en el que ganamos mi hermano y yo.
----Narra Cristina----
Estaba en el patio cuando vi
pasar a Jesús con un par de chicos de nuestra clase, puse una mueca y bajé la
mirada, el día del cumpleaños de Álvaro al final no pudimos acabar de hablar y
en el de Blas pasó olímpicamente de mí y me tenía poco menos que mosqueada, ya
que ni en clase decidía mirarme a la cara. ¿Qué podría haberle pasado? ¿Le
habría hecho yo algo para que estuviese así conmigo?
Lucía: Hola enana-me abrazó y me
dio un beso en la mejilla.
Nuria: ¿Qué te pasa, pequeña?
Cristina: ¿Vosotras sabéis si le
pasa algo a Jesús?, lleva semanas sin mirarme siquiera.
Lucía: ¿Has intentado hablar con
él?
Cristina: Casi cada día, pero
siempre consigue darme esquinazo.
Nuria: ¿Te gusta el pastelito
junior?
Cristina: Creí que era obvio…
Cristina: Creí que era obvio…
Lucía: No tanto, a él se le nota
más.
Nuria: Lu, se supone que ella no
debería saberlo.
Cristina: Si se supone que le
gusto, ¿por qué pasa de mí?
Lucía: Eso debes preguntárselo
tú, nosotras no sabemos nada.
Asentí, pero algo me decía que
ellas sabían más de lo que decían. Decidí que ese mismo día iría a hablar con
él, quisiera o no, aunque tuviera que pasarme todo el día detrás de él, me daba
igual, lo iba a averiguar y punto.
Dejé a las chicas y me fui hacia
él, que estaba en un rincón con un grupo de chicos.
Cristina: Jesús, ¿podemos hablar?
Jesús: Ahora no puedo.
Cristina: Me da igual, ven.
Lo cogí de la mano y tiré hasta
estar apartados de sus amigos y le miré con el ceño fruncido y los brazos
cruzados.
Cristina: ¿Puedes decirme por qué
llevas semanas pasando de mí?
Jesús: No paso de ti, sólo no se
ha dado la oportunidad de hablar entre nosotros-se encogió de hombros.
Cristina: No mientas, me
esquivas, me dejas con la palabra en la boca, te inventas excusas ridículas
para irte… ¿Quieres decirme qué te he hecho?
Jesús: No me has hecho nada,
solamente ahora estoy con otros amigos.
Cristina: ¿Es eso? ¿Ya no quieres
estar conmigo?-Se me aguaron los ojos.
Jesús: Yo sí quiero estar
contigo, pero no podemos.
Cristina: ¿Por qué dices eso?-Lo
miré a los ojos.
Jesús: Por nada, no me hagas
caso.
Cristina: Está bien, es tu
decisión y la respeto-murmuré cabizbaja.
Jesús: Gracias-se giró y se fue.
Y yo me eché a llorar.
Aquella tarde, se lo conté a mis
padres y mi madre me abrazó y me llenó de mimos, aunque lo único que necesitaba
era despertar y que todo hubiese sido una pesadilla.
Dani P: Si quieres voy a hablar
con David o con Jesús.
Cristina: No-sorbí por la nariz-.
Déjalo estar, si él no quiere ni ser mi amigo, da igual.
María: Cielo, no te da igual y
queremos que estéis todos bien.
Cristina: Pero no se le puede
obligar a querer a quien no se quiere.
Dani P: Mi pequeña se está
haciendo mayor-me dio un beso en la cabeza.
Me dejé acurrucar por él también
y al poco rato llegó mi hermano, que nos miró extrañado.
Dani: ¿Qué pasa?
María: Tu hermana ha tenido su
primer desengaño amoroso.
Dani: ¿Cómo?-Frunció aún más el
ceño.
Cristina: Jesús no quiere estar
conmigo.
Dani: Es obvio, sois muy pequeños
aún.
Dani P: Se refiere como amigos,
Dani, y no tiene nada de malo si empiezan a gustarse.
Dani: Claro que sí, yo se lo dije
y me alegra que me haya hecho caso.
María: ¿Que le dijiste qué?
Dani: Solo hablamos que son los
más pequeños.
María: Dani…
Dani: Es la verdad, solo tienen
catorce y trece años.
Cristina: En un mes cumplo
catorce.
Dani: Pero sigues siendo pequeña
para pensar en esas cosas.
María: Daniel habla ya-puso los
brazos en jarra.
Dani: No sé qué quieres que te
diga, solo fue una conversación inocente.
María: Daniel, me da igual que
seas mayor de edad, sigues viviendo bajo el mismo techo que nosotros y, como no
sueltes ahora mismo qué fue lo que le dijiste a Jesús, me temo que Lucía va a
dejar de verte por un tiempo.
Dani: ¿Qué? ¿Por qué?
Dani P: Porque vas a estar castigado sin salir, de casa a la universidad y de la universidad a casa, sin fines de semana que valgan.
Dani P: Porque vas a estar castigado sin salir, de casa a la universidad y de la universidad a casa, sin fines de semana que valgan.
Dani: Pero…
María: Mientras más tardes, más
tiempo vas a pasar sin ver a tu princesita, suéltalo ya.
Dani: Solo le dije la verdad, que
son muy pequeños para pensar siquiera en amor, ¿qué van a hacer a esta edad?, mi
hermana no puede tener novio todavía.
María: Dani, dame el móvil-le
hizo caso un poco extrañado-. Muy bien, ahora ve a tu habitación, tu padre irá
luego a por la play y el ordenador.
Dani: ¿Por qué?
María: Para que tengas tiempo de
reflexionar en lo que has hecho, sé muy bien la edad que tiene tu hermana y que
una relación a esta edad es probable que dure como mucho dos semanas, pero no
te has parado a preguntarle lo que le pasa o lo que ella quiere. No tendrá edad
para novios, pero tiene edad para poder decidir qué quiere por ella misma.
Dani: Pero mamá…
María: No quiero protestas ni
excusas, Dani, no me valen. Ahora, por favor, vete a tu cuarto.
Mi hermano resopló y subió las
escaleras hacia su habitación. Miré a mi madre y ella volvió a dejarse caer a
mi lado.
Cristina: No deberías haberlo
castigado-me sequé un poco las lágrimas.
María: Cris, él está viviendo su
vida como quiere, ni siquiera le importó preguntar antes de meterse en la
separación de tu padre con los chicos, tampoco le importó la opinión de alguien
antes de empezar una relación con Lucía, que no venga ahora a tratar de
organizar tu vida.
Dani P: Ese derecho solo lo
tienes tú, pequeña-me besó la cabeza antes de levantarse-. Voy a hablar con él.
María: Deberías esperar un poco.
Dani P: Quiero que explote, a ver
si me dice la verdadera razón para que se meta en la vida de su hermana.
Subió las escaleras y nos dejó a
las dos en el sofá, yo acurrucada, pensando en todo y nada a la vez. Quizás mi
hermano tuviera razón y yo aún fuera pequeña para una relación, pero si me
había empezado a enamorar de Jesús… ¿Qué culpa tenía?
*****
2/2 Espero que os hayan gustado!!
No seáis muy duras con mi pequeño... aún, en el próximo se verán sus razones. Nos leemos la semana que viene. Os quiero!
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2/2 Espero que os hayan gustado!!
No seáis muy duras con mi pequeño... aún, en el próximo se verán sus razones. Nos leemos la semana que viene. Os quiero!