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viernes, 6 de mayo de 2016

Destinados al Mismo Camino, Capítulo 25:

----Narra Jesús----
Aquel era el día, estaba decidido, hablaría con Dani y después, improvisaría con lo que surgiera.
Habíamos quedado para hacer comida familiar por el cumpleaños de Álvaro, así que todos nos encontrábamos en el jardín de la casa del cumpleañero, esperando a que pusieran la comida sobre la mesa cuando Cristina se me acercó.
Cristina: ¿Por qué tan solo?
Jesús: Los mayores están hablando de sus cosas y me aburría-me encogí de hombros sin mirarla directamente a los ojos.
Cristina: Oye… ¿Por qué nunca me miras a los ojos cuando hablamos?
Jesús: Porque a mí…
Dani: Cris, mamá dice que si puedes ir.
Cristina: En un momento voy.
Dani: Ahora, ve.
Cristina: Voy-suspiró-. Después hablamos.
Yo asentí y la vi ir dentro de la casa, donde estaban nuestras madres con el resto de las chicas.
Dani: Jesús, sé lo que te pasa con mi hermana y, aunque me ha costado, lo asumo.
Jesús: Entonces…
Dani: No, no lo acepto-tragué saliva con dificultad ante su tono tan duro-. Jesús, quiero que te mantengas alejado de mi hermana.
Jesús: ¿Por qué?-Fruncí el ceño.
Dani: Sois muy pequeños para pensar en amores, en querer, en relaciones… Jesús, a vuestra edad es bueno que descubráis mundo, chicos o chicas que os gusten…  Pero nada de relaciones.
Jesús: No me entiendes-bajé la mirada.
Dani: Te entiendo más de lo que piensas, he tenido tu edad y he estado enamorado de la misma chica, pero es ahora cuando estamos formalizando lo nuestro y ve cómo se ha puesto su padre porque no lo asimila del todo, aún me mira raro y llevamos mes y medio juntos.
Jesús: Pero yo…
Dani: Entiendo que no estás en mi situación, que quizás tú tengas las cosas más fáciles con mi padre, pero no conmigo, no voy a dejar que tengáis una relación a vuestra edad. Lo siento.
Puso una mueca y se fue hacia otro lado. Yo suspiré y me tragué el coraje, no me entendía, ni siquiera me había dejado hablar.
Mayte: Jesús, a comer.
Fui y me senté donde me dejaron, Dani había sido muy amable en dejarme una silla libre entre mi hermano y Nuria. La comida fue silenciosa por mi parte, a pesar que brindaron por la canción que había terminado por componer Javier, bueno, la letra, pero el tío lo había hecho solo y eso tenía mérito, había que reconocerlo.
Después de la tarta, nos despedimos para irnos, al día siguiente había clase y tendríamos que madrugar. Al llegar a casa, me fui directamente a mi habitación a estar solo o al menos lo intenté, ya que mi hermano entró detrás de mí.
Rubén: ¿Qué mosca te ha picado, enano?-Se burló.
Él no tenía la culpa de nada, pero por bocazas se lo llevó.
Jesús: Estoy cansado, agobiado, ser el más pequeño es un puto asco, nada bueno te pasa a ti y menos te dejan vivir porque quieren imponerte lo que todos quieren-grité.
Rubén: ¿Qué te ha pasado?
Jesús: Que estoy cansado de que los mayores queráis hacer con los pequeños lo que vosotros querías, eso me ha pasado-empecé a dar vueltas por mi habitación, como un león enjaulado.
Mayte: ¿Qué pasa?
Rubén: No lo sé, mira cómo está.
David: Jesús, ¿qué te pasa?
Jesús: Que estoy harto de ser el más pequeño, papá, eso me pasa.
Y ya no pude evitarlo más, me eché a llorar y le di una patada a la cama de pura impotencia. Mi madre se me acercó y me abrazó mientras pasaba su mano por mi espalda, intentando tranquilizarme y lo consiguió.
Mayte: Ahora cuéntanos qué te ha pasado, cielo.
Asentí mientras nos sentábamos en la cama, mi hermano en la silla de mi escritorio y mi padre se quedó echado sobre el marco de la puerta con los brazos cruzados.
Jesús: Me gusta una chica, pero me tengo que mantener alejado de ella porque soy muy pequeño para pensar siquiera en quererla.
Mayte: ¿Quién te ha dicho eso?
Rubén: ¿Es la misma chica de la que me hablaste hace meses?-Yo asentí y mi hermano puso una mueca- Lo siento tío…
David: ¿Quién es esa chica?
Jesús: Cristina Fernández, la hermana de Dani.
Mayte: Mi hijo ha sacado el buen gusto de su padre escogiendo mujeres-dijo mi madre pícara haciéndonos reír.
David: Lo sé-le dio un beso a ella y después se agachó frente a mí-. Es duro, colega, yo tampoco lo tuve fácil con tu madre porque primero me negué yo a aceptar que me gustaba y después ella me complicó un poco la cosa no queriendo aceptarme a la primera, pero eso no quiere decir que tengas que pasar por lo mismo que yo-carraspeó y continuó-. Conozco a Dani desde que llevaba pañales, es de cabezón como su puñetero padre y tiene un corazón de oro pero, como estoy seguro de que ha sido él el que te lo ha dicho, tengo que añadir que es un metido.
Mayte: David…
David: Mayte, por muy hermano suyo que sea, no tiene el derecho de decidir por su hermana, ¿qué hubieras hecho tú si tu hermano te hubiese impedido estar conmigo?
Mayte: Liarla gorda.
David: Te propongo algo, voy a hablar con Dani, el padre-añadió antes de que pudiera quejarme-. No le voy a decir nada, simplemente que cuide la sobreprotección de su hijo frente a Cristina, puede hacerle más mal que bien a la larga. Tiene que comprender que es su hermana, pero que está creciendo y es normal que con vuestra edad vuestras hormonas empiecen a haceros fijaros en los chicos y chicas a vuestro alrededor y me parece genial que justo haya ido a gustarte Cristina, es casi mi sobrina y la adoro, sobre todo porque su madre es como mi hermana y, por suerte, su hija ha salido a ella.
Rubén: Pero Dani no va a dejarlos estar solos siquiera, me lo ha dicho.
David: A ver, tu hermano tiene catorce años y ella los cumple a final de año, son los más pequeños de la familia, pero poco les queda ya de niños-dejó de mirar a mi hermano para mirarme a mí-. Yo tampoco voy a dejar que os metáis en una relación a esta edad, pero por un motivo diferente, si empezáis y en dos días os aburrís, va a quedar una situación incómoda en la familia, pero te prometo que si en cuatro años, sigues queriendo estar con ella, de manera formal y ella siente lo mismo, yo mismo te organizo una cita.
Jesús: ¿Por qué cuatro años?
David: Es cuando comenzamos a tener claro si queremos de verdad a la persona indicada.
Jesús: Pero Lucía tiene dieciséis. ¿Y Lucas y Nuria?
David: Lo sé, pero ella es mujer y las mujeres… Necesitan menos tiempo. Lo de Lucas y Nuria se verá con el tiempo, no te compares con nadie, sé tú mismo. Yo no quiero que  terminen señalándote porque por tu inmadurez se ha liado. Quizás tú tengas las cosas más claras que los mayores, pero demostrarás ser más maduro, si logras esperar y conseguir tu objetivo cuando nadie pueda decir nada.
Mayte: Qué filósofo.
Mi madre le dio un empujón y mi padre terminó tirado en el suelo, acabamos los cuatro riendo y mi madre volvió a abrazarme.
Mayte: Si ella es para ti, siempre va a estar ahí, no te preocupes, pastelito mío-me llenó la mejilla de besos.
David: Llevo meses esperando que me vuelvas a llamar pastelito sin éxito y ahora se lo dices a tu hijo sin pensarlo-protestó.
Mayte: Es mi pequeño, claro que se lo voy a decir cada vez que me apetezca.
David: Vas a conseguir que me ponga celoso de mi propio hijo-le entrecerró los ojos.
Mayte: Ese es tu problema, no el mío-se encogió de hombros.
Mi padre se levantó del suelo y cogió a mi madre por la cintura, echándosela al hombro. Mi hermano y yo comenzamos a reír y mi madre a protestar mientras intentaba que mi padre la bajara.
Mayte: David, te voy a matar.
David: ¿Quién se viene a echar unas canastas conmigo?
Rubén y Jesús: ¡YO!
Bajamos las escaleras detrás de mi padre que seguía con mi madre al hombro. Al llegar abajo, mi padre bajó a mi madre y la sujetó por la cintura.
David: Chicos, salid, yo ahora voy.
Rubén fue a por el balón, así que me quedé medio escondido para ver qué hablaban mis padres.
Mayte: Cualquier día de estos vas a acabar conmigo, petardo.
David: ¿Sabes que eres la mejor decisión que he tomado en mi vida?
Mayte: Y tú la mía, pastelito-le sonrió y lo abrazó-. Te quiero muchísimo.
David: Y yo a ti, mi pastelita.
Y se besaron. Sonreí y salí fuera con mi hermano a meter canastas hasta que salió mi padre y jugamos un partido de dos contra uno, en el que ganamos mi hermano y yo.
----Narra Cristina----
Estaba en el patio cuando vi pasar a Jesús con un par de chicos de nuestra clase, puse una mueca y bajé la mirada, el día del cumpleaños de Álvaro al final no pudimos acabar de hablar y en el de Blas pasó olímpicamente de mí y me tenía poco menos que mosqueada, ya que ni en clase decidía mirarme a la cara. ¿Qué podría haberle pasado? ¿Le habría hecho yo algo para que estuviese así conmigo?
Lucía: Hola enana-me abrazó y me dio un beso en la mejilla.
Nuria: ¿Qué te pasa, pequeña?
Cristina: ¿Vosotras sabéis si le pasa algo a Jesús?, lleva semanas sin mirarme siquiera.
Lucía: ¿Has intentado hablar con él?
Cristina: Casi cada día, pero siempre consigue darme esquinazo.
Nuria: ¿Te gusta el pastelito junior?
Cristina: Creí que era obvio…
Lucía: No tanto, a él se le nota más.
Nuria: Lu, se supone que ella no debería saberlo.
Cristina: Si se supone que le gusto, ¿por qué pasa de mí?
Lucía: Eso debes preguntárselo tú, nosotras no sabemos nada.
Asentí, pero algo me decía que ellas sabían más de lo que decían. Decidí que ese mismo día iría a hablar con él, quisiera o no, aunque tuviera que pasarme todo el día detrás de él, me daba igual, lo iba a averiguar y punto.
Dejé a las chicas y me fui hacia él, que estaba en un rincón con un grupo de chicos.
Cristina: Jesús, ¿podemos hablar?
Jesús: Ahora no puedo.
Cristina: Me da igual, ven.
Lo cogí de la mano y tiré hasta estar apartados de sus amigos y le miré con el ceño fruncido y los brazos cruzados.
Cristina: ¿Puedes decirme por qué llevas semanas pasando de mí?
Jesús: No paso de ti, sólo no se ha dado la oportunidad de hablar entre nosotros-se encogió de hombros.
Cristina: No mientas, me esquivas, me dejas con la palabra en la boca, te inventas excusas ridículas para irte… ¿Quieres decirme qué te he hecho?
Jesús: No me has hecho nada, solamente ahora estoy con otros amigos.
Cristina: ¿Es eso? ¿Ya no quieres estar conmigo?-Se me aguaron los ojos.
Jesús: Yo sí quiero estar contigo, pero no podemos.
Cristina: ¿Por qué dices eso?-Lo miré a los ojos.
Jesús: Por nada, no me hagas caso.
Cristina: Está bien, es tu decisión y la respeto-murmuré cabizbaja.
Jesús: Gracias-se giró y se fue.
Y yo me eché a llorar.
Aquella tarde, se lo conté a mis padres y mi madre me abrazó y me llenó de mimos, aunque lo único que necesitaba era despertar y que todo hubiese sido una pesadilla.
Dani P: Si quieres voy a hablar con David o con Jesús.
Cristina: No-sorbí por la nariz-. Déjalo estar, si él no quiere ni ser mi amigo, da igual.
María: Cielo, no te da igual y queremos que estéis todos bien.
Cristina: Pero no se le puede obligar a querer a quien no se quiere.
Dani P: Mi pequeña se está haciendo mayor-me dio un beso en la cabeza.
Me dejé acurrucar por él también y al poco rato llegó mi hermano, que nos miró extrañado.
Dani: ¿Qué pasa?
María: Tu hermana ha tenido su primer desengaño amoroso.
Dani: ¿Cómo?-Frunció aún más el ceño.
Cristina: Jesús no quiere estar conmigo.
Dani: Es obvio, sois muy pequeños aún.
Dani P: Se refiere como amigos, Dani, y no tiene nada de malo si empiezan a gustarse.
Dani: Claro que sí, yo se lo dije y me alegra que me haya hecho caso.
María: ¿Que le dijiste qué?
Dani: Solo hablamos que son los más pequeños.
María: Dani…
Dani: Es la verdad, solo tienen catorce y trece años.
Cristina: En un mes cumplo catorce.
Dani: Pero sigues siendo pequeña para pensar en esas cosas.
María: Daniel habla ya-puso los brazos en jarra.
Dani: No sé qué quieres que te diga, solo fue una conversación inocente.
María: Daniel, me da igual que seas mayor de edad, sigues viviendo bajo el mismo techo que nosotros y, como no sueltes ahora mismo qué fue lo que le dijiste a Jesús, me temo que Lucía va a dejar de verte por un tiempo.
Dani: ¿Qué? ¿Por qué?
Dani P: Porque vas a estar castigado sin salir, de casa a la universidad y de la universidad a casa, sin fines de semana que valgan.
Dani: Pero…
María: Mientras más tardes, más tiempo vas a pasar sin ver a tu princesita, suéltalo ya.
Dani: Solo le dije la verdad, que son muy pequeños para pensar siquiera en amor, ¿qué van a hacer a esta edad?, mi hermana no puede tener novio todavía.
María: Dani, dame el móvil-le hizo caso un poco extrañado-. Muy bien, ahora ve a tu habitación, tu padre irá luego a por la play y el ordenador.
Dani: ¿Por qué?
María: Para que tengas tiempo de reflexionar en lo que has hecho, sé muy bien la edad que tiene tu hermana y que una relación a esta edad es probable que dure como mucho dos semanas, pero no te has parado a preguntarle lo que le pasa o lo que ella quiere. No tendrá edad para novios, pero tiene edad para poder decidir qué quiere por ella misma.
Dani: Pero mamá…
María: No quiero protestas ni excusas, Dani, no me valen. Ahora, por favor, vete a tu cuarto.
Mi hermano resopló y subió las escaleras hacia su habitación. Miré a mi madre y ella volvió a dejarse caer a mi lado.
Cristina: No deberías haberlo castigado-me sequé un poco las lágrimas.
María: Cris, él está viviendo su vida como quiere, ni siquiera le importó preguntar antes de meterse en la separación de tu padre con los chicos, tampoco le importó la opinión de alguien antes de empezar una relación con Lucía, que no venga ahora a tratar de organizar tu vida.
Dani P: Ese derecho solo lo tienes tú, pequeña-me besó la cabeza antes de levantarse-. Voy a hablar con él.
María: Deberías esperar un poco.
Dani P: Quiero que explote, a ver si me dice la verdadera razón para que se meta en la vida de su hermana.

Subió las escaleras y nos dejó a las dos en el sofá, yo acurrucada, pensando en todo y nada a la vez. Quizás mi hermano tuviera razón y yo aún fuera pequeña para una relación, pero si me había empezado a enamorar de Jesús… ¿Qué culpa tenía?

*****
2/2 Espero que os hayan gustado!!
No seáis muy duras con mi pequeño... aún, en el próximo se verán sus razones. Nos leemos la semana que viene. Os quiero!

Destinados al Mismo Camino, Capítulo 24:

----Narra Javier----
Primer día de instituto.
Estaba bastante fastidiado, no tenía demasiadas ganas de comenzar ya con los deberes y los exámenes y menos después del verano tan corto e intenso que habíamos tenido, aparte, mi mejor amigo me estaba comenzando a dar de lado por su novia.
Parecía que Lucas sólo iba a separarse de Nuria para dar clases y porque estaban en cursos distintos, sino segurísimo que se sentaban hasta juntos. Y con Dani fuera de allí, tampoco tenía mucho...
Vamos, que estaba completamente amargado y, no, no me daban envidia, ¿quién quería echarse novia a esa edad y depender de alguien? Yo no, gracias.
Iba por el pasillo, solo y entre mis pensamientos cuando me choqué contra alguien.
Javier: Podrías mirar por dónde vas.
X: Estoy bien, gracias, ya veo que los caballeros se quedaron en la Edad Media.
Bajé la vista y vi a una chica más bajita que yo, castaña oscura que estaba recogiendo sus cosas del suelo. Cuando levantó la mirada, me encontré con unos ojos completamente azules que me dejaron mudo durante un buen rato.
X: ¿También te ha comido la lengua el ratón?
Javier: No hace falta ser borde, no solo era yo el que iba despistado.
X: Idiota.
Pasó por mi lado y chocó su hombro contra mi brazo.
Me la quedé mirando durante un momento y después bufé negando con la cabeza, vaya chica y qué carácter con el que cargaba.
Lucas: Hey, ¿vamos?
Asentí hacia él y fuimos hasta nuestra clase. Nos sentamos juntos en mitad del aula, mi sorpresa fue encontrarme con la chica con la que me había chocado en mi misma clase, ¿en serio iba a tener que aguantarla todo un curso?
X: Tampoco me agrada verte, pero no soy tan obvia-pasó por mi lado hasta el final de la clase.
Me la quedé mirando con el ceño fruncido hasta que escuché una risa a mi lado, miré mal a Lucas, a mí no me hacía ni pizca de gracia.
Lucas: ¿Qué ha sido eso?
Javier: Esa chica está loca y tiene un carácter terrible, me odia solo por haberme chocado con ella sin querer.
Lucas: Pues vaya comienzo para el año-se burló.
Suspiré y apoyé la cabeza sobre mis brazos que los tenía sobre la mesa. Me esperaba un año de lo más entretenido.
Al acabar las clases por aquel día, me quedé en la puerta esperando a que saliera mi hermana para irnos a casa, cuando salió ella y tropezó dejando caer sus cosas. Reí por lo bajo al escucharla refunfuñar y maldecir mientras se agachaba a recoger los libros. Me agaché a ayudarla y me miró completamente sorprendida.
X: Vaya, ¿qué te ha hecho cambiar, troglodita?
Javier: Mira, siento lo de esta mañana, iba despistado y no te vi, ¿te vale?
Nos levantamos y le tendí sus cosas, las cogió con una sonrisa y dio un paso hacia mí, haciéndome fruncir el ceño.
X: Perfecto-sonrió y se puso de puntillas para darme un beso en la mejilla.
Javier: ¿Qué?-La miré con los ojos muy abiertos.
Y: ¡Noa!
Ella miró hacia su izquierda y después volvió a mirarme a mí.
Noa: Estás muy guapo sonrojado, troglodita-me guiñó un ojo y se fue.
Me quedé mirándola hasta que se montó en un coche y desapareció al final de la calle. ¿Qué acababa de pasar? Me estaba volviendo loco, una chica me había dado un beso en la mejilla, bueno, no una chica cualquiera, una que me llamaba troglodita y casi me había declarado la guerra aquella misma mañana.
Clara: ¿Vamos?-Me sacó de mis pensamientos.
Javier: Sí, claro-sacudí la cabeza, intentando despejar mi mente.
Pero no lo conseguí, ¿quién era esa chica y porqué aparecía en mi vida en aquel momento? Yo no quería líos de falda de ningún tipo, así que esperaba que ella no fuera a ser uno que llegara a complicarme aún más la existencia.
Por la tarde, me encontraba en mi habitación intentando hacer los deberes cuando tuve que desistir porque no conseguía concentrarme, así que salí con el libro en la mano en busca de mi padre.
Encontré a mi madre en el salón viendo la tele junto a mi hermana, que estaba sentada en el suelo con sus apuntes esparcidos en la mesa baja de centro.
Javier: Mamá, ¿sabes dónde está papá?
Ana: En el despacho, ¿te hace falta ayuda?-me señaló mi libro.
Javier: ¿Sabes algo de economía?
Ana: Sí, pero ve y habla con tu padre-me guiñó un ojo.
Javier: ¿Qué sabes?-la miré con los ojos entrecerrados.
Clara: He visto a una chica darte un beso-se burló.
Javier: Eres una chivata y una curiosa y ha sido en la mejilla porque la he ayudado a recoger sus libros.
Ana: No tiene nada de malo, ya estás en edad de novias.
Javier: El problema es que yo no quiero novias, me da pereza tener que depender de alguien a los dieciséis.
Ana: Eso va con la personalidad de cada uno, cariño, que tu hermana quiera bromear con el tema no quiere decir que tengas que tener novia a la fuerza.
Javier: Voy a buscar a papá.
Ella asintió con una sonrisa y yo fui hasta el final del pasillo, toqué la puerta y esperé a que mi padre me diera paso.
Javier: ¿Estás ocupado?
Carlos: Sabes que para vosotros nunca-me sonrió-. ¿Qué te pasa?
Javier: Necesito ayuda con economía.
Carlos: Acabáis de empezar el curso, ¿ya tienes deberes?
Javier: Es más para intentar despejarme-me dejé caer en una silla frente a él, al otro lado del escritorio-. Clara ya te habrá puesto al día, ¿no?
Carlos: A mí no me ha dicho nada, creo que ha hecho un intento, pero tu madre lo ha evitado. ¿Es algo que deba saber?
Javier: Nada que merezca castigo, de verdad-me pasé las manos por la cara, habiendo dejado el libro sobre la otra silla-. Papá, ¿tú a mi edad estabas interesado en las chicas?
Carlos: A tu edad tuve un par de novias, sí, ¿por?
Javier: Creo que soy un bicho raro porque soy el único al que no le agrada demasiado la idea de buscar una relación.
Carlos: Mi primera novia formal fue tu madre a los dieciocho y me di cuenta porque la besé, sino, habría tardado mucho más.
Javier: ¿Qué hizo ella cuando la besaste?
Carlos: Ella no sé, yo salí corriendo-rió-. ¿Por qué?
Javier: Esta mañana he conocido a una chica nueva, es decir, ha llegado nueva al instituto y me choqué con ella sin darme cuenta, le salté un poco borde y ella casi me declara la guerra-me rasqué la nuca-. Esta tarde, a la salida, la vi tropezar y tirar sus cosas, así que la ayudé y me disculpé por lo de la mañana y ella me sonrió, me dio un beso en la mejilla y me soltó que estaba muy guapo sonrojado.
Carlos: Quizás esa chica se haya interesado en ti-se encogió de hombros.
Javier: Siento que una chica en estos momentos sería una distracción y ni siquiera sé aun lo que quiero estudiar-resoplé.
Carlos: No te agobies, acabas de empezar primero, te queda otro año para averiguar qué es lo que más te gusta y qué es a lo que realmente quieres dedicarte, yo lo decidí al último momento.
Javier: ¿Y mientras qué hago?-Puse una mueca.
Carlos: Si quieres ayudarme, no te voy a decir que no-señaló su escritorio lleno de papeles.
Javier: ¿Qué estás haciendo?
Carlos: Hace dos días hablamos sobre intentar llevar al grupo hacia delante y tuvimos la genial idea de seguir escribiendo canciones, nos sorteamos los temas y a mí me han tocado dos, la primera la tengo casi terminada y para retocar antes de enseñarles el primer borrador a los chicos, pero de la segunda solo tengo el estribillo y porque lo escribimos entre todos.
Javier: ¿Y cómo te puedo ayudar?-Lo miré con el ceño fruncido.
Carlos: Estoy abierto a todo tipo de ideas para continuarla.
Me encogí de hombros y al final acepté, al menos estaría distraído con algo y podría servir de algo. Mi padre me dio la hoja con el estribillo y algunos apuntes de mi padre y mis tíos.
Javier: ¿Te importa si lo paso a limpio y con mi letra?
Carlos: Claro que no, dime qué letra es más complicada de leer y así me burlo de los chicos-sonrió.
Javier: Esta-se la mostré para que la viera.
Carlos: Gracias hijo, esa es mi letra-dijo un poco cohibido.
No pude evitar reír y le pedí una hoja para comenzar a pasar.
Go! Go! Go!
Chapter one just begun!
It’s my time:
It’s getting better.
Go! Go! Go!
I’m in command now.
What I’m waiting for
Is on the road!
Los apuntes eran sobre ciudades norteamericanas y básicamente que querían algo sobre canción de carretera. Aunque mi padre fuera el de la mala letra, se notaba que trabajaban entre ellos y había confianza, porque la letra de todos era pésima. Pobre del que tuviera que transcribirla luego para hacerla formal.
Carlos: David acaba de pasarme la melodía de la canción, te la pongo a ver si se nos ocurre algo.
Puso el audio y me gustó bastante, tanto que le pedí que me lo enviara a mí. Así podría escucharlo más veces.
Para la hora de la cena, había podido leer lo que llevaba mi padre de la otra canción y había escuchado la melodía unas cinco veces, sin que nada llegara a nosotros, así que desistimos y me llevé la hoja con mi intento de traducción a mi habitación. Después de cenar, me duché y me fui a mi habitación. Estuve una hora con el portátil y me puse una última vez la melodía de la canción con mis auriculares.
De pronto, algo llegó, así que fui a por la hoja y la escribí rápidamente antes de que se me olvidara.
Me levanté aquella mañana animado, tenía algo de lo que ocuparme y me sentía importante.
Al llegar al instituto, vi a Lucas pegado a Nuria y suspiré, tan empalagosos desde por la mañana temprano.
Lucía: Buenos días.
Javier: Buenos días-le sonreí.
Lucía: No te gires, pero hay una chica que no te quita el ojo de encima desde que llegaste.
Javier: ¿Es como de la estatura de mi hermana, castaña oscura y ojos claros?
Lucía: Sí, ¿quién es?
Javier: Se llama Noa y es nueva, está en mi clase y digamos que no me cae demasiado bien.
Lucía: ¿Por algo en particular?
Javier: Tuvimos un enfrentamiento a primera hora de la mañana y me llama troglodita.
Ella rió y yo la miré mal, no me hacía ninguna gracia. Vaya par de mellizos, que para todo reaccionaban de la misma forma.
Lucía: Creo que piensa que tenemos algo, porque no hace más que escanearme.
Javier: Si consigo que piense eso y me deja en paz, os voy a deber una muy gorda a Dani y a ti.
Mi amiga protestó, pero le hice caso omiso y cambié radicalmente de tema, para no empezar a pensar en la chica nueva y en lo ocurrido la mañana anterior.
Al llegar al recreo, había conseguido no cruzar ni la mirada con Noa, así que empecé a sentirme aliviado y me relajé. Lucas se fue a jugar un partido de fútbol con los chicos de nuestra clase y yo preferí sentarme en un rincón a escuchar música. Sin darme cuenta, saltó la melodía de la canción que debía ayudar a buscar letra, así que repasé lo que llevaba a ver si se me ocurría algo.
The script, it’s telling my own story
And I’m not starting on it, I abide.
Again, the boring PlayStation.
The midnight hour confessions come alive.
Alcé la mirada, porque no tenía nada más y tampoco me venía nada, y me encontré con la suya fija en la mía. Estaba con Lucía y eso no me dio buena espina, algo me decía que esa chica supondría un gran giro en mi penosa existencia…
Javier: Now my life’s gonna change.