Vistas de página en total

martes, 12 de noviembre de 2013

Destinados al Mismo Camino, Capítulo 16:

----Narra Lucas----
Cuando Julia salió del hospital, todo volvió a la normalidad, cada uno por nuestro lado y eso no lo comprendíamos.
Judith: Lucas, ¿tienes hecha la maleta ya?
Lucas: Sí.
Álvaro: Pues date un poco de prisa que se nos hace tarde, hijo.
Lucas: Voy... [Suspiré con pesadez].
Bajé, metí la maleta al maletero del coche y me subí junto a mis hermanas. La verdad era que no me apetecía nada ir al pueblo, pero no me quedaba más remedio.
Lucía: Lucas... ¿qué te pasa?
Lucas: Nada, no me hagas caso.
Lucía: Vale...
El viaje fue silencioso por mi parte, no me apetecía hablar nada, estaba mal, me sentía mal y estaba seguro de que no podría desahogarme con nadie.
Dos horas después, llegamos al pueblo. Nos bajamos del coche y mis hermanas y yo tocamos el timbre de la puerta, nos abrió mi abuela, la madre de mi madre, quien nos abrazó y llenó de besos. Pasamos, saludamos a mi abuelo y nos sentamos con él mientras mis padres entraban.
Estuvimos allí toda la mañana hasta el mediodía, que nos fuimos los siete a casa de mis abuelos paternos. Pasamos la tarde allí, en la piscina, hasta que me aburrí y pedí permiso para que me dejaran ir a dar una vuelta. Aceptaron sin poner pegas, solo advirtiéndome que tuviera cuidado, así que me di una ducha, me cambié y salí de la casa. Anduve algo perdido al principio pero, cuando llegué al parque, ya fui recordando por donde iba cuando venía con mis padres siendo más pequeño. Me senté en un banco a pensar cuando alguien me sobresaltó.
Dani: ¿Qué haces aquí?
Lucas: He venido con mis padres, ¿y tú?
Dani: Igual.
Lucas: Vaya, qué raro ¿no?
Dani: Un poco...
Lucas: ¿También piensas que hay algo extraño detrás de todo esto?
Dani: Algo, quizá sea sólo coincidencia, pero...
X: ¡Chicos!
Nos giramos y vimos a Javier.
Dani: ¿También habéis venido?
Javier: Sí.
Lucas: ¿Qué tal?
Javier: Bastante aburrido ¿y vosotros?
Dani: Igual, estaba con los padres de mi padre, esta noche iremos con abuelo Javier.
Javier: Yo también voy esta noche a ver al abuelo.
Lucas: Parece que tendréis reencuentro esta noche [Me burlé].
Dani: A saber qué pasa...
Javier: No creo que algo malo, el abuelo tiene a nuestros padres marcando [Se rió].
Dani: Eso es verdad [Rió también].
Javier: Lucas, ¿te pasa algo?
Lucas: Me gustaría contaros algo y que quedara aquí.
Dani: Puedes confiar en nosotros.
Lucas: Estoy celoso del tiempo que pasan Nuria y Rubén juntos.
Javier: ¿Por qué?
Lucas: Porque me gustaría que ese tiempo lo pasara conmigo y me contara sus cosas y eso...
Dani: Te gusta Nuria.
Lucas: Bastante.
Javier: Puedes estar tranquilo, entre ellos no hay nada más que amistad.
Lucas: ¿Cómo lo sabes?
Javier: He estado hablando con él y me contó que le gusta una chica, su vecina, creo recordar que se llama Marta... No me acuerdo bien, pero está bastante pillado por ella y Nuria le está ayudando porque resulta ser amiga suya.
Dani: Joer, macho, estás bien informado [Rió].
Javier: Claro, pero no sólo porque me lo cuentan, soy muy observador y me he dado cuenta de que te mueres por poder estar con Lucía y de que a Jesús le gusta Cristina.
Dani: ¡Con mi hermana no!
Lucas: Tranquilito, fiera, que tú no estás en mejor posición que Jesús.
Dani: ¿Qué?
Lucas: Que, como le hagas daño a mi hermana, puedes darte por muerto.
Dani: Ni si quiera creo que lleguemos a estar juntos, así que puedes estar tranquilo.
Lucas: ¿Lo dices por mi padre?
Dani: Tu hermana me huye y no sé si es por tu padre o por otra cosa, de lo que estoy seguro es de que voy a intentarlo una última vez y, si no sale bien, tiraré la toalla.
Javier: ¿Hablas en serio?
Dani: Totalmente.
Nos quedamos en silencio un rato hasta que empezaron a llegarnos mensajes de nuestros padres. Nos despedimos y cada uno cogió un rumbo diferente.
Llegué a casa de mis abuelos, donde, al parecer, me estaban esperando.
Álvaro: ¿Dónde has estado?
Lucas: En el parque.
Judith: ¿Solo tanto rato?
Lucas: No, me he encontrado a Dani y Javi.
Lucía: ¿También están aquí?
Judith: Vaya casualidad.
Álvaro: Sí...
Julia: ¿Pasa algo?
Judith: Nada, ¿por?
Julia: No, por nada.
Helena: Chicos, ¿queréis merendar?
Los tres fuimos con mis abuelas, pero yo iba más lento, algo raro había en aquello, estaba seguro.
No conseguí escuchar nada porque mi abuela me pilló, así que me senté con mis hermanas.
Helena: No está nada bien que escuchéis las conversaciones de vuestros padres.
Lucas: Es que es algo que nos incumbe.
Alicia: Entonces deberíais preguntarle a ellos directamente.
Lucía: No nos lo dirían.
Helena: Porque quizás sea algo que no debáis saber o en lo que no podéis meteros, por algo se llama conversación de adultos.
Julia: Pero estamos cansados de tanta intriga. Estamos involucrados y nadie quiere decirnos nada, somos pequeños, pero no tontos.
Se levantó de la silla y salió de la cocina
Alicia: Debéis entender que no todo podéis saberlo, hay cosas que aun no entendéis, no porque seais pequeños, si no por lo vivido. Estoy segura de que vuestros padres os contarán todo lo que guardan, pero debéis tener paciencia, el mundo no se hizo en un día.
Miré a Lucia y, por su mirada, deduje que estábamos pensando en lo mismo, nuestras abuelas tenían razón, no podíamos obligar a nuestros padres para que nos contaran algo que, quizá, aun no debíamos saber. Aunque todo era muy complicado al ir andando a ciegas... Esperaríamos y esperábamos que los chicos opinaran lo mismo.