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jueves, 10 de octubre de 2013

Destinados al Mismo Camino, Capítulo 15:

----Narra Julia----
Mis hermanos y yo nos abrazamos a mi padre casi al mismo tiempo, le habíamos echado de menos y, por fin, estábamos con él. Pero la alegría no nos duró mucho...
X: Bueno, bueno, bueno. Parece que volvemos a vernos las caras ¿eh?
Pude notar cómo mi padre se tensaba al verles aparecer.
Álvaro: Paul...
Paul: Parece que todavía te acuerdas de mí.
Álvaro: Cómo olvidar a un enano de jardín como tú.
Paul: Sigues igual de graciosillo [Sonrió cínicamente].
Álvaro: ¿Nos dirás qué quieres o prefieres que nos sentemos a recordar tiempos pasados?
Paul: Sí, ¿traes café? Es que mi mochila se ha caído en el mismo barranco por el cual se debería haber caído tu hijita con el otro.
Dani P: ¡Cállate!
Paul: No recordaba lo gallito que podías llegar a ponerte, qué buenos tiempos aquellos. ¿Os acordáis del accidente de Judith?
Álvaro: Cierra la boca.
Paul: No, si ahora viene lo mejor, espera un momento, hombre. Lo hice aposta, estaba todo planeado con mi amigo, solo que no quería atropellarla, si no llevármela. Todo se torció y la muy estúpida siempre vuelve contigo.
Vi como se tensó aún más, si cabía, y estuvo a punto de saltar hacia él.
Carlos: Más te vale callarte si no quieres recibir.
Paul: Anda, pero si está el primo súper protector, ya ni me acordaba de ti. ¿Cómo te ha tratado la vida?
Carlos: No quiero hablar de nada contigo, dinos de una vez qué quieres.
Paul: Lo mismo que mis cómplices.
Miré a mi alrededor y me di cuenta que el resto de los secuestradores estaban allí, todos menos Nico.
X: No me miréis así, ¿en serio no os imaginabais que estaba detrás de todo esto? Soy Paula, la prima favorita de María, era obvio que tratara de molestarla de alguna manera.
David: Valentina, ¿qué ganas tú con todo esto?
Valentina: ¿Y qué perdía?
Carlos: Que te encierren por cometer un delito.
Valentina: Habrá valido la pena, he conseguido veros sufrir.
Dani P: Tú fuiste quien le dijo a María que Paula había puesto a todos en la ciudad en su contra.
Paula: Vaya, Valen, parece que no eres la mosquita muerta que siempre pensé que eras.
Valentina: ¿Qué pensabas? No le fui fiel a mis amigas, ¿por qué iba a serlo contigo?
Paul: Vamos, chicas, estamos aquí para acabar con esto, no para ver una pelea entre vosotras.
Alberto: Acabemos de una vez, quiero irme ya.
Dani P: No entiendo qué pintas tú en todo esto.
Alberto: ¿Tengo que recordarte la conversación que tuvimos hace años en la que quisiste dejarme claro que María es tuya? Por supuesto que pasé del tema, pero a una venganza no se le dice que no y, aunque no tenga motivos suficientes, siempre hay alguien dispuesto a ayudar a encontrarlos.
Dani P: Estáis todos mal.
Paula: Te lo dije, te avisé que conmigo no se juega y, aun así, decidiste apostar, ahora atente a la pérdida.
Blas: ¿Por qué con todos? Al parecer solo tenéis motivos con algunos de nosotros.
Valentina: Buena pregunta...
Paula: Muy buena, ¿de verdad quieres saber la respuesta?
David: Lo ha preguntado ¿no? Hablad de una vez.
Paul: Es muy fácil, los cinco sois uno por mucho que os hayáis separado y demás, siempre vais a estar unidos y, ya que queremos veros sufrir, lo hacemos de forma que lo hagáis los cinco juntos, como los hermanitos que siempre habéis sido.
Álvaro: Dos de vosotros sois padres...
Paula: Ese niño es un error, algo de lo que he conseguido librarme y para nada me voy a ablandar por un par de mocosos.
Carlos: ¿Por qué no nos habéis hecho daño directamente a nosotros? ¿Por qué a través de nuestros hijos?
Paul: Porque es donde más os duele, el fruto del amor con vuestras chicas, ahí es donde está vuestro punto débil y el blanco para haceros sufrir.
Dani P: Lo habéis conseguido, pero ahora todo esto se acabó.
Alberto: ¿Cómo estás tan seguro?
Blas: Porque les hemos encontrado y nos los llevamos. Si queréis hacer daño, tendréis que hacérnoslo a nosotros.
Dio media vuelta para empezar a andar cuando...
Paul: No tan rápido [Sacó una pistola y mi padre nos apretó más contra él]. Aquí el juego se acaba cuando yo decida.
Dani P: Si eres tan valiente ven y enfréntate como un hombre.
Paul: Vaya, qué gallito [Se burló].
Álvaro: Eres un payaso de feria, mucho hablar para no atreverte a enfrentarte a nosotros mano a mano.
Paul: Mira, no tengo ganas de perder el tiempo, así que escucha muy bien lo que te voy a decir.
Miré a mi padre y a mis hermanos, todos estaban tensos y yo solo quería llorar. ¿Cómo habíamos podido llegar hasta ahí?
Paul: Entre mis planes no estaba llegar a este punto, pero ya que estamos voy a improvisar. Vuestros hijos tenían que pagar el haberme humillado como lo hiciste, Álvaro, el haber encontrado a Judith en el hospital, el haber ido a buscarme y pegarme...
Paula: El desplante que me hiciste, Dani.
Valentina: El haberme dejado sola como lo hizo Mayte, se enamoró de David y se quedó como tonta... Ah, Carlos, el haberme tratado como a una más. David se dio cuenta de que sentía cosas por su mujer y tú ni siquiera te paraste a mirarme ni a ver que me gustabas desde el mismo momento en el que te vi.
Carlos: No podía saberlo por telepatía y siento mucho decirte que tampoco me interesaba.
Valentina: Eres un...
Carlos: ¿Qué? Sí, quizás no deba decirte esto así, pero no hay otra forma para que entiendas que nunca has tenido oportunidad conmigo. Desde el primer día que te vi, sentí que no eras trigo limpio y ahora me doy cuenta de que no me equivoqué.
Alberto: Vaya, al parecer, el único que te tenía como a una santa subida en un pedestal era Nico [Se burló].
Valentina: Estúpido.
Alberto: Santa Valentina.
Paul: Parad.
Paula: Escuchad eso.
Todos prestamos atención y escuchamos ruidos de coches y algunas alarmas. Era la policía.
Paul: Mierda.
Los cuatro se miraron y echaron a correr.
David: ¡Eh!
Álvaro: Quedaos aquí.
Lucas: Papá...
Álvaro: Cuida a tus hermanas.
Y los cinco salieron a correr. No era posible. En un momento, vi a un montón de policías a nuestro alrededor, preguntar cosas e ir en la misma dirección por la que se habían ido los cuatro secuestradores y nuestros padres.
Sin darme cuenta, comencé a hiperventilar, me faltaba el aire y sentía que todo a mi alrededor dejaba de ser visible. Estaba a punto de desmayarme y, lo último que escuché antes de caer, fue un disparo.
Desperté con dolor de cabeza y miré hacia todos lados aturdida, no estaba en la montaña, pero esa habitación no se parecía en nada a la mía. En el sofá que quedaba a un lado, estaba mi madre que, en cuanto me vio, sonrió y se levantó.
Judith: Hola bonita [Me dio un beso en la frente]. ¿Cómo te sientes?
Julia: Un poco atontada y me duele la cabeza.
Judith: Es normal, cielo, has pasado muchas cosas y muy fuertes.
Julia: ¿Dónde estamos?
Judith: En el hospital, preferimos traerte aquí porque todos necesitabais una revisión por si acaso.
Julia: Ah... ¿Y dónde están papá, Lucía, Lucas...?
Judith: Están todos fuera, desesperados porque despertaras. ¿Qué es lo último que recuerdas?

Julia: A papá y los demás salir detrás de los secuestradores, a la policía llegar, ir detrás de ellos y... Un disparo [Abrí los ojos como platos y me puse nerviosa]. Mamá, ¿sabes por qué fue ese disparo?
Judith: Fue por la policía, han conseguido atraparlos a todos.
Julia: ¿De verdad? [Mi madre asintió, pero no parecía muy convencida].
Alguien tocó la puerta, la abrió y asomó la cabeza.
Álvaro: ¿Se puede?
Julia: ¡Papá!
Álvaro: Princesita, me alegro de que ya te hayas despertado [Se acercó a mí y me abrazó]. ¿Qué tal te encuentras?
Julia: Bien.
Álvaro: Me alegro, porque ahí fuera hay quienes quieren entrar a verte. ¿Les dejo pasar?
Julia: ¡Sí!
Mi madre se dirigió a la puerta y la abrió dejando pasar a mis hermanos y los demás chicos.
Álvaro: Nosotros vamos fuera, os dejamos solos pero no arméis mucho escándalo ¿vale?
Todos dijimos que sí y mis padres salieron de la habitación.
Lucas: ¿Cómo te sientes, hermanita?
Julia: Bien, aunque un poco atontada aun.
Lucía: Normal, creo que aun todos estamos un poco shockeados.
Nuria: Lo importante es que ya estamos con nuestros padres.
Rubén: Y los malos en la cárcel.
Javier: Sí...
Dani: Chicos, lleváis un rato callados y serios, ¿ha pasado algo que no sepamos?
Clara: Algo... Grave.
Todos: ¿Qué?
Javier: Hemos escuchado una conversación entre nuestros padres y... ¿Os acordáis del primer disparo que escuchamos?
Todos asintieron y yo abrí mucho los ojos. ¿Primer disparo? Eso quería decir que hubo más de uno... Estaba comenzando a asustarme más todavía.

Javier: Pues ese disparo iba hacia mi padre, solo que... No llegó a darle porque Valentina se puso delante de él y ahora ella está muerta.
Lucía: Dios mío...
Cristina: ¿Por eso tu padre no está fuera con los nuestros?
Clara: Sí, se siente culpable por lo que ha pasado.
Rubén: Pero no lo es.
Javier: Eso le dice mi madre y vuestros padres, pero... Bueno, es normal que esté así.
Julia: Hay que ayudarle.
X: Creo, chicos, que ya habéis ayudado bastante.
Todos miramos hacia la puerta. ¿Quién era ese hombre?
Dani: Tú eres...
X: El médico de esta señorita, el doctor Iván López. No os asustéis, solo venía a ver que la señorita García esté bien para que se pueda ir a casa ya cuando os he escuchado hablar. ¿Podéis dejarme un momento solo con ella, por favor?
Los chicos se fueron y me dejaron sola con el médico, quien me estuvo haciendo varias preguntas. Cuando terminó, me dedicó una sonrisa y salió diciendo que ya podía levantarme e irme con mis padres hacia mi casa, pero que le dijera a mis primos quenada de volver a hacer nada parecido a lo que habíamos hecho. Cosa que me dio que pensar en cómo sabía él que los chicos eran mis primos y en qué sabía él sobre lo que nos había pasado. Demasiadas incógnitas que tenían que ser resueltas ya.