Nuria: Papá,
¿puedes ayudarme con…?
Me quedé parada en
el quicio de la puerta al ver a mi padre sentado en el sofá con un álbum de
fotos abierto en el regazo.
Nuria: ¿Recordando
viejos tiempos?
Blas: Más bien
reviviendo recuerdos.
Nuria: Te noto muy
nostálgico.
Blas: Y no es para
menos, mi niña se va de casa con su novio.
Nuria: Papá, ya
hemos tenido esta conversación…
Blas: Lo sé y estoy
de acuerdo con que vueles del nido y empieces a vivir tu vida por tu cuenta y
con tu pareja, pero siempre vas a ser mi nenita.
Nuria: Y no voy a
dejar de serlo, además, me mudo a veinte minutos y podrás ir a visitarme cuando
quieras.
Mireya: No le digas
eso o Lucas va a tener que poner una habitación para él en el apartamento-se
rió-. Ya hemos terminado de meter las cajas al coche.
Nuria: Gracias,
mamá-le sonreí y me volví hacia mi padre-. ¿Me acompañas al apartamento?
Blas: Claro que
sí-me sonrió.
Al final fuimos los
cuatro en el coche de mi padre hasta mi nuevo hogar. Lucas se quedó bastante
sorprendido y no fue para menos, mi padre comprobó hasta el último detalle,
insistiendo en que la seguridad era muy importante.
Alejandra: ¿Yo
puedo quedarme aquí también?-Frunció el ceño.
Mireya: Alejandra,
cariño, esta es la casa de Lucas y Nuria, no puedes quedarte con ellos.
Lucas: Alguna que
otra vez podrás dormir con tu hermana-le sonrió.
Alejandra:
¿Hoy?-Abrió los ojos muchísimo.
Nuria: Hoy no puede
ser, enana, tenemos que guardar mis cosas.
Alejandra: Yo puedo
ayudar.
Nuria: Otro día-le
revolví el pelo.
Ella se enfurruñó y
se cruzó de brazos, claramente disgustada con la idea de no quedarse con
nosotros.
Mis padres nos
ayudaron a meter todas las cajas y las maletas en el apartamento antes de
decidir despedirse para volver a casa.
Mireya: La
convivencia, en ciertos momentos, puede llegar a ser complicada, pero con amor
y un poco de paciencia y comprensión se puede sobrellevar. Trataros con respeto
y quereros mucho.
Nuria: Gracias,
mamá-la abracé-. Os quiero mucho y prometo ir a visitaros mucho.
Mireya: No te
preocupes por nosotros, si no puedes, avisaremos antes de pasar por aquí-me
acarició la mejilla.
Le di un beso en la
mejilla, abracé a mi hermanita mosqueada de diez años y por último a mi padre.
Blas: Si ocurre
cualquier cosa o necesitas lo que sea, no dudes en llamarme.
Nuria: No te
preocupes, papá, estaremos bien.
Blas: Lo sé, Lucas
va a cuidarte como mereces, pero me entristece perder a mi nenita.
Nuria: No vas a
perderme, siempre serás el hombre de mi vida, el primero.
Blas: Te quiero
cielo.
Nuria: Y yo a ti,
papá.
Sonreí emocionada y
le abracé. Los despedimos en la puerta y cerramos cuando se encerraron en el
ascensor.
Lucas: Bienvenida a
su castillo, princesa-hizo una ridícula reverencia que me hizo reír.
Nuria: La princesa
es tu hermana, recuérdalo si no quieres que te vuelva a reñir y darte una clase
sobre los motes de cada uno.
Lucas: Tienes
razón-me dio un beso-. Ven, vamos a organizar tus cosas, ya te he hecho sitio en
el armario y en el baño.
Nuria: Estás hecho
todo un caballero.
Lucas: Lo mejor
para mi chica-me guiñó-. Bienvenida a nuestro hogar.
Sonreí y le abracé
antes de besarle. Nuestro hogar, me daba muchísimo vértigo el cambio tan grande
que suponía compartir cada hora con Lucas en un nuevo lugar solo para nosotros,
pero era un ansia bueno, sabía que nos queríamos y que nos respetábamos, la
convivencia sería sencilla y los problemas que pudieran surgir se arreglarían
solos.
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Y aquí está el primero, espero que os haya gustado y queráis el próximo. Besos.