Vistas de página en total

lunes, 19 de agosto de 2013

Destinados al Mismo Camino, Capítulo 14:

----Narra Nuria----
 Allí seguíamos, perdidos entre árboles, tierra, rocas... Estaba empezando a cansarme de dar vueltas y vueltas y ya quise encontrar la salida, pero no iba a ser tan fácil dado que nos sentíamos observados y las "rutas" eran algo difíciles de transitar. No nos quejábamos porque... ¿Para qué si no se podía hacer otra cosa? A parte, de porque no debíamos meter tensión entre nosotros. Todos estábamos igual: cansados y con ganas de salir de esa montaña de una vez.
Dani: ¿Hacemos una parada?
Cristina: Por favor.
Así que eso hicimos, nos sentamos repartidos por las sombras que dejaban los árboles, bebimos agua y descansamos un rato. Yo me quedé un poco apartada apoyada contra un árbol y cerré los ojos, estaba muy cansada y ya quería poder volver a la ciudad y estar con mis padres. Les echaba mucho de menos. Noté que alguien se sentó a mi lado, pero no le hice mucho caso, no tenía ganas de nada.
Rubén: ¿Te pasa algo?
Nuria: Estoy agotada [Suspiré].
Rubén: Verás como pronto logramos salir de aquí [Me sonrió].
Nuria: ¿Qué crees que pase si logramos salir de aquí? [Pregunté mirándole].
Rubén: ¿Con nosotros?
Nuria: Y con nuestros padres.
Rubén: Pues no lo sé.
Volví a suspirar y cerré los ojos.
Nuria: Quisiera abrir los ojos y que todo esto fuera un mal sueño, una pesadilla [Dije llamando la atención de todos].
Lucas: Un día, no muy lejano, todos despertaremos en nuestras habitaciones y esto quedará como un mal recuerdo.
Clara: ¿Tú crees?
Javier: Claro que sí, conseguiremos salir de aquí y volver a estar unidos.
Dani: Ei, esa es la actitud [Le dio un golpe amistoso].
Javier: Siendo negativo no llegaremos a ningún lado, es mejor pensar que todo va a salir bien, aunque no puedo evitar seguir pensando en que... Bueno, ya sabéis.
Jesús: ¡TEN...! Tenía cobertura [Suspiró]. Asco de montaña.
Cristina: Pareces una chica, quejica [Se burló].
Todos reímos por la cara de Jesús y nos quedamos callados, seguramente cada uno entre nuestros pensamientos. Los miré a todos. Lucía y Dani se habían separado poco después del beso, sí todos habíamos estado pendientes a ellos aunque ninguno se había atrevido a decirles nada, Jesús y Cristina se estaban picando mientras ella se partía de la risa, Clara, Javier, Rubén y Julia estaban trasteando los móviles en busca de cobertura y Lucas me estaba mirando. Le dediqué una pequeña sonrisa, me la devolvió aunque pareció más una mueca y miró hacia abajo. Estaba segura de que algo le pasaba, pero no quería anticiparme a nada.
Después de un rato más de descanso, nos levantamos y seguimos con el camino. Genial, porque ahora la ruta se convertía en un pasadizo por el cual no se podía caminar bien debido al montón de piedras y obstáculos que había en el suelo.
Dani: Chicas, tened cuidado.
Cristina: Eso, Jesús.
Jesús: Te estás pasando, rubita.
Cris le sacó la lengua y todos reímos.
Dani: Eh, tú, cuidadito con mi hermana.
Cristina: Sé cuidarme sola.
Dani: Por si acaso.
Ella puso los ojos en blanco y empezamos a andar, pero no logré dar muchos pasos, enterré el pie entre dos piedras.
Nuria: ¡Ag!
Lucía: ¿Qué ha pasado?
Nuria: Mi pie, las piedras... Soy una patosa [Suspiré intentando sacar el pie].
Lucas: Espera, con cuidado.
Se agachó a mi lado y me ayudó a sacar el pie. Estaba un poco rojo debido a que me lo había raspado. Genial, Nuria. Me di un golpecito mentalmente por lo avispada que había sido.
Lucas: ¿Te duele? [Comenzó a movérmelo].
Nuria: No, no mucho.
Asintió y me ayudó a ponerme de pie, pero no pude apoyar mucho el pie, me dolía.
Rubén: ¿Tiene algo?
Lucas: No creo que sea roto porque entonces no podría ni moverlo, quizá solo haya sido el golpe.
Jesús: ¿Y qué hacemos?
Lucas: Coged mi mochila.
Se la quitó de la espalda, sin soltarme de la cintura, Javier la cogió, y se agachó delante de mí.
Lucas: Súbete.
Nuria: Pero entonces tú podrías caerte, no mejor intento andar.
Lucas: Vamos, sé andar bien por aquí y si andas puedes hacerte algo peor en el pie, así que no seas cabezota [Me miró por encima del hombro aun agachado delante de mí].
Julia: Hazle caso, anda.
Suspiré y no me quedó más remedio, así que me subí a la espalda de Lucas. Cuando ya estuve bien sujeta, se levantó y mi cara quedó cerca de la suya, por encima de su hombro. No podía negarlo, en ese momento un montón de mariposas bailaban en mi estómago.
Dani: ¿Vas bien?
Lucas: Sí, casi no pesa nada.

Nuria: Sí que peso y, cuando te canses, me puedes bajar.
Lucas: La carga no habla [Me dijo divertido y recibió un golpe por mi parte]. Auch, tampoco pega ¿eh?
Nuria: Creía que los burros tampoco hablaban [Se la devolví].
Todos: Uuuh [Rieron].
Lucas negó con la cabeza y seguimos adelante. Después de un rato, las piedras comenzaron a desaparecer y Lucas aún me llevaba en brazos. Debía estar cansado y lo de mi pie no era para tanto, así que decidí que era hora de que me bajara.
Nuria: Lucas, ya puedes bajarme.
Lucas: ¿Estás incómoda?
Nuria: No, pero seguro que tú sí, ya llevas un buen rato conmigo encima, peso y estás cansado.
Lucas: Si no he dicho nada es porque voy bien y tampoco quiero que fuerces mucho el pie por si acaso.
Nuria: Pero no quiero que te canses más de la cuenta por tener que llevarme en brazos.
Lucas: Te lo repito, no me molesta y he sido yo quien ha dicho de llevarte, así que no hables más.
Nuria: Ei, primero no me calles y, segundo, puedo andar, al menos déjame intentarlo ¿no?
Lucas: Eres cabezota, anda calla y dentro de un rato te dejo.
Nuria: Ug, más cabezota y no naces.
Rió y yo suspiré echando mi cabeza sobre su hombro. Julia me miró divertida y le lancé una mirada de odio. No me hacía nada de gracia esa escena, más que nada porque seguro que se iba a cansar el doble y porque yo no era ninguna pluma. Un buen rato después, decidieron parar a descansar porque el ocaso estaba cerca. Bueno, menos mal.
Lucas me bajó y me desequilibré, así que agradecí que Rubén me agarrara por la cintura para no terminar en el suelo de nuevo, con una vez ya me bastaba.
Rubén: ¿Puedes apoyar el pie?
Nuria: Sí, creo que sí.
Fui apoyando el pie con la ayuda de mi amigo que me sujetaba un poco, por si me caía, y logré andar sin que me molestara el pie. Seguramente solo habría sido el golpe. Me senté junto a las chicas y me enjuagué la raspadura con un poco de agua.
Clara: Menudo paseo te han dado ¿eh?
Nuria: Cállate.
Cristina: Vaya genio [Rió y la miró mal].
Lucía: Mi hermano en el fondo es un caballero, burro, pero caballero.
Julia: Y sabemos que te mola un poquito.
Nuria: Hala, id a publicarlo ¿eh?
Cristina: No tiene nada de malo.

Julia: Eso es verdad.
Nuria: Tiene de malo y lo sabéis, así que parad de decir cosas, por favor.
Lucía: Por nuestra parte no se va a enterar, pero deberías hacerle un poco de caso, está mal porque, después de que te bajaras, ya no le has hecho más caso.
Nuria: Es que no me ha dado tiempo, jo.
Clara: Pues aprovecha que ahí viene.
Miré hacia donde Clara me hizo la seña y lo vi acercarse a nosotras.
Nuria: Lucas [Me miró]. Gracias, por traerme en brazos.
Lucas: Por nada [Me sonrió y se sentó al lado de sus hermanas]. 
Después de un rato hablando entre todos, nos repartimos para irnos a dormir. Me quedé un rato mirándoles, algunas veces hacían parejas para dormir, entre hermanos, y envidiaba no tener a uno junto a mí que me cuidara o al que cuidar. Siempre quise uno, pero mis padres, por una cosa u otra, no me lo han podido dar.
Lucas: ¿Te pasa algo? [Se sentó a mi lado].
No me había dado cuenta que todos estaban casi dormidos ya y él era el que se quedaba haciendo la guardia.
Nuria: No puedo dormir.
Lucas: ¿Te duele el pie?
Nuria: No, no me duele nada y no es por eso.
Lucas:  ¿Entonces? Si quieres decírmelo, claro.
Nuria: Os veo a todos entre hermanos y a mí tan sola... Me dais envidia en ese aspecto. Todos tenéis alguien que os cuide o a quién cuidar y yo...
Lucas: Ei, nos tienes a todos, ¿qué mejor que eso? No somos primos de sangre, pero siempre ha sido como si lo fuéramos.
Nuria: Sí... [Suspiré].
Lucas: ¿Te pasa algo más?
Nuria: No, solo que... Me gustaría poder ver a mis padres ya. Salir de aquí y olvidar que esto ha pasado.
Lucas: A mí también, pero debemos sacar algo bueno de aquí.
Nuria: ¿Qué podemos sacar bueno de todo esto? [Lo miré curiosa].
Lucas: Que hemos conseguido unirnos más.
Nuria: En eso tienes razón.
Lucas: Anda, duerme un poco, mañana nos queda otro día movidito.
Nuria: ¿Te puedo hacer una pregunta?
Lucas: Claro, dime [Me sonrió].
Nuria: ¿Alguna vez has tenido la sensación dentro de ti de que algo va a pasar y no sabes si es bueno o malo y eso te ha asustado?
Lucas: Sí... ¿Por qué?
Nuria: No sé, me levanté sintiendo esto el día que Lucía vino a hablarme del plan y a recordarme quiénes éramos antes de separarnos y lo noto ahora.
Lucas: ¿Ahora? ¿Por qué?
Nuria: No tengo ni idea, solo sé que no me gusta.
Lucas: Trata de no pensar en eso, quizá solo sea un mal pensamiento y quede solo en eso.
Nuria: Ojalá [Suspiré], ojalá...
Al rato, me quedé dormida, pero no por eso dejé de pensar en lo que sentía dentro del pecho. Era un mal presagio y no estaba segura de que se iba a quedar tan solo como un mal pensamiento.
Por la mañana, me desperté cuando el sol comenzó a darme en la cara. Me levanté y nos pusimos a desayunar lo que quedaba en las mochilas. Poca comida nos quedaba ya y, con Nico en la cárcel, mucho me temía que nadie estaría rondándonos por las noches para llenarnos las mochilas. Recogimos las cosas y empezamos a andar, cada vez se me hacía más pesado y el mal presentimiento seguía muy presente en mi mente.
Llevábamos casi todo el día caminando cuando escuchamos unas voces que nos eran muy conocidas, al menos para mí eran bastante conocidas. En especial una de ellas.
X: ¡NURIA!
Y: ¡LUCÍA, JULIA, LUCAS!
Z: ¡DANI, CRISTINA!
W: ¡RUBÉN, JESÚS!
V: CLARA, JAVIER!
Jesús: ¿Esos no son...?
Cristina: ¡PAPÁ!

Avanzamos a paso rápido hasta donde se escuchaban las voces y les vimos a los cinco, iban solos, estaban locos.
Blas: ¡Nuria!
No me lo pensé y corrí hasta abrazarle y llorar. Por fin podía abrazarle, Dios mío, le había echado muchísimo de menos y por fin me sentía a salvo.
Blas: Mi niña, ¿estás bien? 
Nuria: Sí, papá, por fin.
Volví a abrazarle sin dejar de llorar.
X: Bueno, bueno, bueno. Parece que volvemos a vernos las caras ¿eh?
Todos nos giramos a escuchar esa voz y noté como mi padre se tensaba mientras me apretaba contra él.