Vistas de página en total

viernes, 23 de junio de 2017

Destinados al Mismo Camino, Capítulo 29

----Narra Clara----

Estaba en casa, tirada en el sofá leyendo un libro con las piernas sobre el regazo de mi padre cuando tocaron el timbre.

Ana: ¿Podéis abrir?

Carlos: Voy.

Me tiró del pie y me quejé sin levantar la vista, me encontraba en la parte más interesante. Mi padre volvió a tirar de mi pie, así que los bajé de su regazo y seguí leyendo, pero él me quitó el libro.

Clara: ¡Papá!

Carlos: Ve a abrir.

Clara: Tú has dicho que irías, cumple tu palabra.

Carlos: Oye, que soy tu padre.

Clara: Pero no mi jefe, así que no me des órdenes y devuélveme el libro.

Carlos: No.

Clara: ¡Papá!

Ana: Seguid discutiendo tranquilamente que yo abriré.

Carlos y Clara: Es su culpa-nos señalamos mutuamente.

Ana: Tal para cual-suspiró.

Le quité el libro a mi padre de las manos y le saqué la lengua mientras me ponía de pie.

Ana: Clara, tienes visita.

Clara: ¿Quién...?

Abrí los ojos mucho al ver aparecer a un Guillermo tímido detrás de mi madre.

Guille: Hola.

Solté el libro de cualquier manera y fui hacia él, dispuesta a sacarlo de la casa bajo la mirada atónita de todos.

Guille: Clara...

Clara: ¿Qué haces aquí?

Guille: Vengo a conocer a tus padres.

Clara: ¿Por qué?

Guille: Eso es lo que hacen los novios, presentarse a los padres.

Clara: ¿Cómo novios?

Guille: Clara, estás poniéndome muy nervioso con tantas preguntas. ¿Qué te ocurre?

Clara: Estoy muy nerviosa, nunca había estado en esta situación y, sinceramente, nunca me habría imaginado que vinieras a conocer a mis padres.

Guille: Pues los míos ya saben de ti y están deseando conocerte.

Abrí los ojos mucho y me noté sonrojar.

Guille: Pensé que sería buena idea, pero si no quieres...

Clara: No.

Puso una mueca y metió las manos en los bolsillos de sus vaqueros.

Clara: Es decir, no te vayas, puedes conocer a mis padres. Quiero que conozcas a mis padres.

Guille: ¿De verdad?

Clara: Aunque luego de conocer a mi padre puedas arrepentirte.

Guille: Ya Dani me ha advertido sobre él-rió.

Clara: Qué gracioso el peque.

Guille: Y Lucía me ha hecho un resumen bastante extenso sobre vuestros apodos.

Clara: Somos una familia demasiado extensa y nada centrada, espero que no quieras salir corriendo.

Guille: Solo si es en tu misma dirección.

Clara: Qué dulce-sonreí tierna.

Guille: ¿No merezco un beso?

Asentí y me puse de puntillas para darle un beso en la mejilla, pero al último momento, giró la cabeza y presionó sus labios sobre los míos. Nuestro primer beso.

Guille: Llevo un tiempo deseando poder hacer eso.

Carlos: Pues hasta que no hables conmigo no vas a poder repetirlo, muchachito.

Clara: Papá...

Ana: Pasad dentro.

Con un suspiro, le di la mano a Guille y entramos a la casa. Ni siquiera me dejaron sentarme al lado de mi novio, mis padres me sentaron entre ellos y él quedó frente a nosotros. Rodé los ojos, el primer acto estaba a punto de comenzar.

Carlos: ¿Qué intenciones tienes con nuestra niña?

Clara: No soy...

Ana: Sh, cariño, está hablando tu padre.

Clara: Mamá...

Carlos: Estoy esperando.

Guille: Tengo una hermana mayor y sé que para un padre ningún chico va a ser lo bastante bueno para su hija y que las intenciones que lleve tampoco van a ser las mejores, pero yo le aseguro que vengo sin nada oculto y que lo que siento por Clara no empezó hace tres días y tampoco se irá en tres más.

Esbocé una sonrisa emocionada y él se sonrojó. Era tan tierno. Miré a mis padres, que miraban a Guille sorprendidos, los había dejado sin palabras.

Clara: Papá, ahora somos nosotros los que estamos esperando.

Carlos: Pues...-Se aclaró la garganta.

Escuchamos la puerta, mi hermano acababa de llegar.

Javier: Hola-miró extrañado a Guille mientras lo saludaba-. ¿Qué haces aquí?

Guille: He venido a hablar con tus padres para salir formalmente con tu hermana.

Javier me miró con los ojos muy abiertos y una sonrisa pícara apareció en su cara. Negué con la cabeza en su dirección, pero no me sirvió de nada...

Javier: Clara tiene novio, Clara tiene novio-canturreó.

Mi padre soltó una carcajada y mi madre comenzó a cantar con mi hermano.

Me tapé la cara con ambas manos y sacudí la cabeza, tenía la teoría de que la locura de mi familia nacía en mis padres y que luego ellos se la habían pegado a los demás, porque esto no era normal.

----Narra Lucas----

Pasé a recoger a Nuria a su casa para ir a tomar algo con los chicos, hacía mucho que no estábamos todos juntos y nos apetecía una reunión.

Lucas: Hola, nena.

Nuria: Hola mi graciosillo.

Le di un beso y le cogí la mano para comenzar a andar mientras nos contábamos lo que habíamos hecho en los días que no nos habíamos visto. Al llegar a la cafetería, ya estaban todos esperándonos. Éramos muchísimos, tantos que habían tenido que unir tres mesas de las grandes para que pudiéramos sentarnos todos juntos. Por su puesto cada quien iba con su chico o chica, a excepción de Jesús que estaba solo y de Cristina que estaba sentada con un chico en otra mesa.

Nuria: ¿Por qué Cristina no se sienta con nosotros?

Dani: Ese no es su novio y en cinco minutos tiene que estar aquí o iré yo a por ella-gruñó.

Lucas: ¿Qué te pasa?

Lucía: No le gusta ese chico para su hermana.

Dani: Ese no va a tocar a mi hermana, me niego.

Lucas: Jesús, ¿por qué no vas tú a por ella?

Jesús: No nos hablamos, así que no pinto nada interrumpiendo su cita.

Julia: ¿Hasta cuándo vais a seguir así?

Jesús: Eternamente-se encogió de hombros-. Si vamos a hablar de esto me piro.

Rubén: ¿Pedimos?

Después de hacer nuestros pedidos, comenzamos a hablar entre todos de diversos temas y no me perdí las miradas furtivas que el pastelito le lanzaba a la pequeña. Estos dos críos...

Lucas: Podríamos darles la bienvenida a los nuevos a nuestra gran familia-llamé la atención de todos-. Debemos darles la bienvenida.

Nuria: ¿A qué te refieres?

Lucas: Una fiesta entre todos, nunca han participado en algo en lo que estemos los veinticinco juntos.

Clara: ¿Ya somos veinticinco?

Javier: Sí, hermanita.

Noa: Qué corte ¿no?-Marta asintió de acuerdo con ella.

Rubén: Si no habéis salido corriendo ya...-Se burló.

Julia: Cállate que Diego solo conoce a mis padres aún.

Dani: Pues muy mal, porque hay que presentar a toda la familia que somos una piña.

Clara: Un grupo de locos es lo que somos.

Lucas: Eso es cierto.

Lucía: Y nos hace únicos.

Julia: Únicos en nuestra especie, porque estamos como cabras.

Diego: Me estás asustando.

Nuria: Es menos de lo que hacemos parecer, también somos muy exagerados.

Guille: ¿Algo más que debamos saber antes de decidir si salir corriendo o no?-Rió.

Dani: Pues...

Clara: ¡Dani peque!

Dani: Soy solo Dani.

Lucía: Dani es tu padre, tú eres el pequeño Dani.

Dani: Y tú princesita.

Lucía: Lo sé.

Noa: Eso es otra cosa, no entiendo lo de los apodos, es tan... Es un lío.

Javier: Nuestros padres no podían llamarse por sus nombres y a nosotros nos toca cargar con ellos.

Lucía: Yo llevo con mucho orgullo el ser princesita.

Lucas: Tú no cuentas, hermanita, no eres normal.

Javier: Si lo fueras no estarías con Dani-Se burló.

Solté una carcajada y le choqué la mano. Había sido buenísimo, aunque al peque no le hiciera ni pizca de gracia.

Estuvimos una hora más bromeando y tratando de tranquilizar a los nuevos integrantes de la familia hasta que decidimos irnos.

Al salir de la cafetería, le pedí a Nuria que me esperara un momento y fui hacia la esquina, intentando que cierta personita no se me escapara.

Lucas: Espera.

Se giró y me miró un tanto extrañada.

Cristina: ¿No ha podido venir mi hermano por sí mismo?

Lucas: Él no sabe que he venido detrás de ti-me encogí de hombros-. Quiero decirte algo.

Cristina: ¿Qué?-Se cruzó de brazos.

Lucas: Cris, sé lo que significa no saber quién eres, que las hormonas te revolucionen hasta el punto de convertirte en un rebelde y hacerles pasar a los que están a tu alrededor un mal rato, pero piensa si merece la pena enfadarte con el mundo.

Cristina: Agradezco tu consejo filosófico desinteresado, pero no estoy enfadada con el mundo, simplemente he tenido una cita.

Lucas: Te he visto besarle-abrió los ojos mucho-. He conseguido distraerlos, pero Jesús no te quitaba el ojo de encima.

Cristina: Ese es el problema, no deja de mirarme pero ni siquiera me habla, me retiró la palabra hace cinco años.

Lucas: Sé de buena fuente que has intentado hablar con él, pero quizás lo que necesite sea que tú des el primer paso.

Cristina: No lo veo claro, pero te lo agradezco graciosillo.

Lucas: Piénsalo, pequeña, puede ser tu puente hacia la felicidad.

Cristina:¿Estar con Nuria te ha vuelto un romántico o ya venías así de serie?

Lucas: Vengo así de serie-le guiñé un ojo-. Ven aquí, anda.

Sonrió y aceptó mi abrazo, la mecí un poco y le di un beso en la coronilla antes de soltarla.

Cristina: Gracias por esto, lo necesitaba-me sonrió mientras nos separábamos-. Pero no puedo esperar toda la vida a que se decida a dar el paso, debo continuar mi camino y si nuestro destino no es estar juntos, mientras antes lo asuma, antes conseguiré superarlo. Nos vemos.

Me dio un beso en la mejilla y siguió calle abajo.

Nuria: Qué tierno te ves haciendo de primo.

Me giré a verla y la miré interrogante.

Lucas: No hacía de primo, sino de amigo.

Nuria: ¿Tan mal están?

Lucas: Él no termina de dar el paso y ella parece buscar sustituirlo-negué con la cabeza-. Supongo que algún día acabarán por arreglarlo por ellos mismos.

Nuria: Son los pequeños de la familia, nosotros ya estamos escribiendo nuestras historias, ahora hay que dejar que ellos empiecen las suyas.

Lucas: Eres muy sabia-la abracé-. Y te quiero.

Nuria: Yo también te quiero mi graciosillo preocupado.

Reí y bajé mis labios hacia los suyos por un beso, mi niña tenía razón, cada quien escribe su historia cuando se siente preparado y con quién se siente preparado.

Lucas: Tengo una gran noticia.

Nuria: ¿Qué es?

Lucas: He acabado de mudarme, cuando quieras puedes ir a verlo.

Nuria: ¿Me invitarías a cenar para inaugurarlo?

Lucas: Cuando mi niña desee.

La volví a besar y pusimos rumbo a mi apartamento a celebrar que estábamos juntos, que nos queríamos y éramos felices.

**
Bueno... Tengo una aclaración que hacer. Después de leer, releer, estudiar y decidir, me he dado cuenta de que solo queda un capítulo para el final. Sí, mis pequeños están preparados para decir adiós y yo... No tanto, pero necesito dejarlos ir.

Una vez alguien me propuso hacer segunda parte de esta secuela, después de haberlo pensado mucho, he decidido que aquí me quedo, quiero avanzar en mis otras historias y está ya ha llegado a su adiós definitivo.

Me queda un capítulo que solo tengo que editar, el epílogo y, si os gusta la idea, ir publicando de vez en cuando algunos extras sobre ellos, por si os da curiosidad saber qué ocurre después del final. Espero vuestra opinión.

Un beso enorme y gracias por todo!!