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miércoles, 17 de febrero de 2021

Extra 4: ¡Nos casamos!

 Me aparté un poco de grupo, estaba bastante chafado porque mi adorada novia había preferido pasar su cumpleaños en una reunión familiar que conmigo. No es que no me gustara pasar tiempo con todos, pero había preparado algo bastante especial para ese día y había tenido que cancelarlo porque no había podido convencerla de ninguna de las maneras.

Ya habíamos comido en el extenso jardín de casa de mis suegros, los mellizos habían soplado las velas juntos y, justo en ese momento, se encontraban abriendo los regalos. El mío aún estaba oculto en el bolsillo de mi pantalón y estaba seguro que ahí seguiría un tiempo más.

Guille: ¿De quién te escondes?

Dani: De todos -suspiré -. ¿Puedes creerte que mi hermosa novia me ha cambiado por la familia?

Guille: Aún puedes llevarla de cena romántica esta noche ¿no?

Dani: Imposible, no había reservas y este tipo de eventos duran tooodo el día.

Guille: Es cierto -puso una mueca-. Entonces te va a tocar hacerlo aquí.

Dani: ¿Delante de todo el mundo? -Lo miré escéptico.

Guille: Aprovecha que están todos fuera y ella está entrando a la casa, yo te cubro -me hizo un gesto con la cabeza.

Vi a Lucía entrar por la puerta del jardín, así que troté para alcanzarla. Estaba en la cocina secándose las manos cuando se giró al escucharme.

Lucía: Hey -me sonrió mientras me acercaba a ella.

Dani: Por fin te pillo a solas.

Lucía: Quiero pedirte perdón por insistir tanto en la idea de celebrar mi cumpleaños con toda la familia, pero es que me siento muy nostálgica cumpliendo treinta -puso una mueca-. Pienso compensártelo, de verdad.

Dani: No voy a fingir que no me importa porque sí que lo ha hecho, pero acepto tus disculpas.

Lucía: Jo, ahora me siento mal...

Dani: No lo hagas princesita -besé su frente-. Quería hacerte algo especial hoy para decirte algo, quizás podría esperar a algún otro momento, pero no puedo más así que ahí te va...

Dio un paso hacia atrás y frunció el ceño confusa, quiso hablar, pero puse un dedo sobre sus labios, iba a lanzarme y esperaba que saliera como lo había ensayado. O al menos parecido.

Dani: Tuve una conexión contigo desde la primera vez que te vi, toda arrugadita casi recién nacida en una cuna de hospital, algo que fue creciendo poco a poco y que no se perdió en todo el tiempo que nos obligaron a estar separados. Un sentimiento que nació cuando nos reencontramos por mi tozudez y que se convirtió en amor en muy poco tiempo. Hemos pasado muchas cosas juntos: un secuestro, discusiones tontas, roces por la convivencia, peleas más tontas aún... Quizás no pueda pedirle más a la vida, porque estar contigo ya es más de lo que podría haber esperado pero quiero pedir algo más -apreté sus manos con las mías mientras me arrodillaba-. Lucía, ¿quieres casarte conmigo?

Asintió repetidamente mientras gruesas lágrimas corrían por sus mejillas.

Lucía: Sí quiero -sollozó.

Tiró de mis manos hacia arriba y, cuando estuve de pie, se tiró a mis brazos. La rodeé con un brazo mientras con mi mano libre sacaba la cajita que guardaba en mi bolsillo. La aparté un poco de mí.

Dani: ¿Qué clase de pedida sería sin un anillo de por medio?

Lucía: Eres increíble-volvió a abrazarme en cuanto tuvo el anillo en su dedo anular.

Volví a separarla levemente de mí pero esta vez para besarla, pero un carraspeo hizo que nos separáramos casi inmediatamente. Miré hacia la puerta, donde se encontraba toda nuestra familia agrupada intentando vernos. Le dediqué una mirada significativa a Guille y él se encogió de hombros. Suspiré, no se podía hacer nada con esta familia que me había tocado.

Álvaro: ¿Podemos saber qué es lo que ocurre?

Mi princesita y yo nos miramos, sonreímos y nos giramos hacia el resto para anunciar a pleno pulmón:

Dani y Lucía: ¡NOS CASAMOS!

Lo primero que escuchamos fue la fuerte carcajada de Carlos y luego los vítores y las cariñosas felicitaciones de todos.

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